LOS AMIGOS DE JUANMA
Actualizado: GuardarEl nuevo presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, sabe que su partido debe cambiar profundamente para conseguir el poder. Es la más subliminal 'enmienda de totalidad' a su herencia recibida, que también la tiene. No se trata tanto de personas, aunque también, como de maneras. Lo decía una noche, en una tertulia de Canal Sur, el exparlamentario popular Juan Ojeda, ahora director del Colegio de España en París: «El PP tiene que convertirse en un partido simpático». Es una muy gráfica, y hasta valiente, forma de expresarlo.
Si quiere gobernar Andalucía, Juanma Moreno debe hacer nuevos amigos... y cuidarse de las malas compañías, en especial de entre las suyas. También en las filas populares funciona eso de «rivales, adversarios, enemigos... y compañeros de partido». Nada más llegar le ha salido Gallardón descalificando a sangre a Andalucía, no a la Junta ni al PSOE y no sólo con unas palabras injustas, sino con un tono profundamente despreciativo que termina por connotar toda la marca PP.
No hay nada que una más que el agravio, de modo que muchos que se sienten tibiamente andaluces reaccionan ante la ofensa con un abrazo a la identidad mayor de lo que consigue el oropel oficialista. Así que en vez de propinar un golpe dialéctico a su rival, el ministro de Justicia ha hecho un gran favor a la Junta.
El estereotipo de la Andalucía atrasada, subsidiada, corrupta, molesta de verdad a los electores, aunque reconozcan las muchas carencias de la comunidad. Es una lección que deben aprender los políticos nacionales, pero también los «compañeros de viaje». Resulta difícil de olvidar el desmelene antiandaluz del «TDT party», que profirió las mayores barbaridades contra la comunidad cuando Griñán logró retener la Junta contra pronóstico, y el PP-A se quedó con su pancarta enrollada de «Arenas presidente».
Moreno tendrá, pues, que encontrar ese débil límite entre la crítica, necesaria, sana, útil, y el insulto, el agravio injusto a lo andaluz y los andaluces.