Un agente custodia la entrada de la vivienda donde vivía de alquiler la pareja desde mayo. :: CARRASCO RAGEL / EFE
CÁDIZ

La familia de la madre y la hija muertas en Sotogrande se desentienden de sus cuerpos

Los restos mortales de la pareja sentimental, sospechoso de cometer el doble crimen, sí serán repatriados a Bélgica

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Los restos mortales de la mujer belga y su hija de nueve años asesinadas la semana pasada presuntamente a manos de la pareja sentimental de la madre, no reposarán en la tierra natal de las víctimas. La familia no quiere hacerse cargo de la repatriación de los cadáveres ni tampoco los ha reclamado. Sí viajará, en cambio, el cuerpo del presunto autor del doble crimen, cuyos familiares se pusieron en contacto con el consulado belga para iniciar los trámites.

Los responsables de la investigación, que sigue abierta, echaron mano del consulado la semana pasada para tratar de dar con familiares de la pareja, ya que nadie había reclamado los cuerpos. Las pesquisas en torno a lo ocurrido en el chalé de Sotogrande, donde aparecieron el pasado miércoles los cuerpos sin vida de la madre y la hija, se han encontrado con la dificultad de la falta de testimonios de referencia de amigos y familiares de las víctimas que pudieran aportar información. La pareja llevaba viviendo en España dos años, primero en Málaga y luego, desde mayo, en Sotogrande. La pequeña no estaba escolarizada con lo que tampoco tenía un entorno de compañeros y profesores que pudiera arrojar luz al caso.

Durante las primeras horas y al día siguiente, la única persona que podía hablar acerca de las víctimas era el compañero sentimental de la madre, también belga, de 53 años, asesor financiero y principal sospechoso de haberlas matado. El mismo miércoles por la mañana fue detenido fuera del chalé, donde había regresado mientras la Guardia Civil ya trabajaba en el interior de la vivienda con los cuerpos de madre e hija. El sospechoso presentaba lesiones por arma blanca y desde el principio negó haber asfixiado a la pequeña y haber matado a su pareja. Aseguró que habían planeado suicidarse por problemas económicos, que la madre previamente acabó con la vida de su hija, pero que él no se atrevió a ejecutar la parte del plan que le correspondía: suicidarse estrellándose con el coche.

Sin embargo, su declaración como vía de investigación se cerró por completo el viernes, cuando apareció muerto en los calabozos de la Comandancia de Algeciras cuando iba a ser trasladado a los juzgados. La autopsia determinó que murió por un infarto. Al parecer podría sufrir una cardiopatía previa que junto al estrés derivado de los acontecimientos propició el fallo cardiaco.

Este periódico confirmó ayer que la familia del sospechoso ya se puso en contacto con el consulado para iniciar los trámites de repatriación del cadáver. Una respuesta completamente distinta a la ofrecida por los familiares de la mujer y su hija. Los servicios consulares pudieron localizarles pero con poco éxito ya que han expresado su voluntad de no hacerse cargo de los cadáveres. Ante esta peculiar situación, los restos mortales de ambas mujeres serán incinerados en Cádiz. El estado belga asumirá los costes de la cremación.

Aunque políticos como la consejera de Igualdad y Salud se apresuraron a calificar estas muertes como un nuevo episodio de violencia de género, desde la investigación se sigue apelando a la prudencia, aunque la principal hipótesis es que el fallecido fue el autor de los hechos.