CARTAS DE LOS LECTORES

¿Dónde está mi maestra?

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Cada año celebramos en los centros el Día de la Mujer, los niños se colocan un lazo, a las maestras se les regala una flor, se explica el significado de este día. Hay un centro donde esta celebración será distinta. Su alumnado ha vivido en primera persona el caso del asesinato de su maestra a manos de su expareja. Según los números, una de cada cinco mujeres españolas ha sufrido algún tipo de violencia. Un goteo incesante que no para, un hecho atroz el mismo día en que nos enterábamos que España tenía índices más bajos de violencia contra la mujer que otros países europeos. De nada sirve felicitarse por los buenos datos si hay una sola mujer que muera por esta sinrazón. Un problema con muchos frentes abiertos y que salió a la luz a raíz del caso de Ana Orantes. Ella tuvo la valentía de denunciar a su marido, lo que le costó la vida. Todavía se ven posturas tenues con este problema, incluso hay periodistas mujeres que banalizan las denuncias por maltrato. Contra las que hacen denuncias falsas que se aplique la ley, pero el sistema que no se corte en dotar de todos los recursos necesarios, que no se cierren centros de acogida, que no se permita que cargos públicos hagan comentarios jocosos que aun siendo chistosos encierran una cultura machista que todavía está presente. Aunque los mecanismos se pongan en funcionamiento ante la denuncia y el sistema ampare a la mujer, muchas no ven su problema. Sorprende el hecho que muchas de las víctimas no hayan denunciado nunca. Aún no somos conscientes que las tragedias nos puede pasar a cualquiera. Las frías estadísticas nos dicen que no hay clases sociales en el maltrato a la mujer, ¿qué está pasando?, ¿cuáles son las soluciones? Lo que sí está claro es que no podemos pasar página esperando cuál será el nombre de la siguiente víctima.