LA CITA EN SAN TELMO Y EL TALADRO
Actualizado: GuardarLa entrevista de esta mañana en San Telmo entre la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y el recién elegido presidente del PP-A, Juan Manuel Moreno Bonilla, llega rodeada de un especial interés. Van a componer la imagen de la nueva política andaluza, los renovados perfiles de quienes tienen en sus manos la responsabilidad de representar a los ciudadanos de este siglo XXI y de cumplir la tarea que éstos le han encomendado, es decir gestionar sus asuntos y resolver sus problemas. ¿Habrá feeling, más allá del respeto institucional? ¿Funcionarán las identidades generacionales, las trayectorias políticas similares en sus respectivos aparatos orgánicos, para un entendimiento que trascienda la pose? ¿O se reeditará el chiste del taladro, el de aquel que va a pedir la herramienta al vecino malavenido, convencido de que no se lo prestará?
Es cierto que la sociedad reclama consensos básicos, pero también que el juego democrático requiere de pluralidad de opiniones y del control de la acción de gobierno, así que no hay que magnificar las diferencias. Lo que sí es necesario es que el marketing político, el utilitarismo en busca de votos, no se anteponga al bien común, aunque a estas alturas suene ingenuo esperarlo.
Hay que esperar resultados. Es preciso que los dos interlocutores sientan el aliento en el cogote de quienes le mandatan y aprovechen la cita para algo más que la foto de protocolo. Si ambos han colocado el empleo como prioridad, deben verse compromisos en este sentido. Aunque la cerrazón del Gobierno de Madrid a dar apoyo a Andalucía hasta ahora coloca en una situación incómoda a Moreno Bonilla, que deberá removerla sin que parezca que hay detrás sectarismo en un asunto tan grave. Mientras la presidenta andaluza vuela de acuerdo en acuerdo con las empresas del Ibex, al aspirante del PP le hace falta ofrecer gestos contundentes sin pérdida de tiempo. No es sólo cuestión de votos. «Es la tasa de paro, estúpido», que diría Clinton.