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Gobierno y oposición de Venezuela se culpan de las nuevas muertes

LA HABANA. Actualizado: Guardar
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El Gobierno de Nicolás Maduro destacó ayer el avance de la Conferencia para la Paz establecida en el Estado del Táchira, aunque en Venezuela prosiguen activos algunos focos de protestas que no permiten hablar de estabilidad. Los más radicales reiteran el llamamiento a seguir en la calle mientras otros opositores aceptan la convocatoria a dialogar para superar esta crisis política que, para el chavismo, es un claro intento desestabilizador apoyado por Estados Unidos.

Uno de los puntos en pie de guerra es el municipio Chacao, al este de Caracas. Ayer el barrio de Los Ruices, donde el jueves murieron dos personas, amaneció tranquilo, con el metro y los comercios funcionando pero tomado por la Guardia Nacional que intenta imponer la normalidad. Según denunció el presidente de la Asamblea Nacional (el parlamento venezolano), Diosdado Cabello, el motorista y el guardia nacional muertos en este municipio fueron víctimas de francotiradores de la derecha. La oposición, por su parte, asegura que los mataron paramilitares chavistas.

En las calles, allí donde hay barricadas, brigadas de policías y voluntarios limpian basuras y obstáculos para facilitar el tránsito diurno. Pero los cortes de las carreteras regresan por la noche. También los alambres de púas de lado a lado de las calles y a más de un metro de altura, colocados con la intención de degollar a la gente.

En el campo político sobran las declaraciones. La legisladora María Corina Machado, aliada del apresado fundador de Voluntad Popular (VP), Leopoldo López, insiste en mantener la presión en la calle para sacar del Gobierno al sucesor de Hugo Chávez. Por su parte, el excandidato presidencial Henrique Capriles sostiene ser el primero en querer que Maduro se vaya, pero apuesta por echarlo en las urnas después de minar las bases chavistas, afectadas ya por la crisis económica.