El raro encanto de la sordidez
Chávarri y Ricardo Franco retrataron en sus dos memorables películas los demonios de la familia Panero
MADRID. Actualizado: Guardar«Todo lo que sé sobre el pasado, el futuro y el presente de la familia Panero es la sordidez más puñetera que he visto en mi vida». Lo grita 'Michi', el pequeño de la familia en 'El desencanto', el docudrama de Jaime Chávarri sobre los demonios de los Panero. El apellido designa a una poderosa estirpe poética, pero es también sinónimo del infortunio que lacera a una saga cuyo último miembro murió ayer. Un estigma que desentrañó la película en 1975 y que aún interesa a ensayistas, músicos y cineastas. Si Leopoldo María Panero es el paradigma del genio maldito se debe al nacimiento en esa familia en permanente desmoronamiento, de egos enfrentados, sometida por fatales adicciones e inquinas. Sus tres hijos amaron el exceso y odiaron la convención tanto como a su tóxica familia.
La formaron un autoritario poeta falangista y bebedor, Leopoldo Panero (1909-1962), y una escritora diletante, la elegante y altiva Felicidad Blanc (1913-1990), malévola y bondadosa al tiempo, capaz de lavar los trapos más sucios ante la cámara, de decir lo peor de su hijo -«no es que se haya suicidado, sino que se droga»-, para comprarle luego las drogas que Leopoldo María reclamaba desde los nosocomios que habitó.
Ricardo Franco tomo el testigo con 'Después de tantos años' (1994). Pero el torturado núcleo familiar interesó a media docena de jóvenes cineastas en trabajos como 'Un día con Panero/una noche con Panero: el concierto', de Jacobo Beut; 'Y el Paraíso porque no queremos', de Guillermo de la Guardia y Vicente Martín Abreu; 'Locos', de Yolanda Mazkiarán; 'Indiferencia o la negación de la tiranía', de Orest Ramos, sobre Leopoldo María; 'La estancia vacía', de Miguel Barrero e Iván Fernández, y 'Playas de arena fina', de Elba Martínez, sobre 'Michi'
Federico Utrera repasó en 'Después de tantos desencantos. Vida y obra poéticas de los Panero' la oscura leyenda de la familia leonesa. Arranca con el padre, Leopoldo Panero, próximo a la generación del 27. Trata de desmontar mitos «como que Leopoldo Panero fuera un poeta fascista». Recuerda que simpatizó con la izquierda, y que señalado como poeta oficial del franquismo «puede que lo fuera menos que otros de sus coetáneos». Viajó de la vanguardia al clasicismo poético, premiado por 'Escrito a cada instante', sus tres hijos le despellejan en la película de Chávarri y lo llaman 'Conejo blanco', evocando al personaje de Lewis Carroll
Contagiado de «la paranoia paneriana», supo Utrera de la sórdida muerte de José Moisés Santiago 'Michi' Panero (Madrid, 1951-Astorga, 2004) dos semana después de la última entrevista con el menor de la saga. Noctívago y bohemio, sugirió a Chávarri 'El desencanto' y armó el guión. Avejentado y olvidado, carcomido por la cirrosis y el cáncer, murió en la casa familiar. Forjador del mito de los Panero, fue el único que no escribió poemas. Nacho Vegas mitificó su vida con el tema 'El hombre que casi conoció a Michi Panero'.
Poeta de la memoria el destino y la muerte fue Juan Luis Panero (Madrid, 1942-Girona 2103), destronado heredero del denostado patriarca, maldito de pose, víctima a los 71 años del cáncer que lo venció en su refugio de Girona. «En la infancia vivimos y, después, sobrevivimos», dice en 'El desencanto' Leopoldo María Panero, el último en morir y el más fértil y brillante poeta de la familia. Juntaba versos con cuatro años y quiso ser Peter Pan y Verlaine. Adicto a la bronca, el alcohol y a toda suerte de sustancias, fue para Utrera «un hombre fascinante del que entre vaho y vaho de genialidad aprendí mucho». Su descomunal talento literario «se superpone a su quiebra psíquica». «Solo soy a ratos» o «Me veo monstruoso; aplasto cigarrillos como si fuesen niños», decía de sí mismo.