Sociedad

Los médicos, indignados con la ley del cigarrillo electrónico

La Organización Médica Colegial critica que la nueva legislación permita el uso de vapeadores en restaurantes y comercios

MADRID. Actualizado: Guardar
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En 2010 la sociedad se dividió por la prohibición de fumar en restaurantes. Hoy la polémica se reactiva gracias a los consumidores del cigarrillo electrónico, los vapeadores, un producto que ha llegado con fuerza a España y cuya industria ha crecido tan rápida y silenciosamente que no había dado tiempo a una regulación firme hasta ahora.

Hace dos semanas el Congreso estableció los espacios en los que está permitido su uso, las restricciones a la publicidad y la fiscalidad de este producto. Sin embargo, los profesionales sanitarios y asociaciones de no fumadores mostraron ayer su disconformidad con la regulación. La Organización Médica Colegial (OMC) la ve «insuficiente» y «un paso atrás» en los logros conseguidos hasta ahora en España, como por ejemplo, la «desnormalización» del consumo de tabaco, según el presidente de la OMC, Juan José Rodríguez Sendín.

Sendín aseguró estar «decepcionado» con el Ministerio de Sanidad, ya que la ley propuesta es «totalmente diferente a los compromisos verbales» a los que habían llegado con Ana Mato semanas antes. Pero aún hay tiempo. La ley ahora pasará al Senado y ese es el momento en el que, según Pilar de Lucas, presidenta de la Sociedad de Neumología, «hay que actuar». Y es que la nueva normativa falla en tres puntos, según los sanitarios. En primer lugar, los espacios sin humo -o sin vapor-, porque aunque su uso se prohíbe en la mayoría de los espacios públicos, se permite en el sector del ocio y la restauración, lo que tiene un efecto negativo en los adolescentes, que volverán a ver normal «el gesto de fumar».

Segundo, la regulación de la publicidad es insuficiente porque solo se prohíbe durante el horario infantil (de 16 a 20 horas) y los sanitarios exigen que se restrinja al máximo, como la del tabaco convencional. Y por último, la fiscalidad, ya que piden que se iguale porque «los precios altos tienen efecto disuasorio».