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China delinea el rumbo para el próximo año
El Gobierno anuncia, antes del inicio de la Asamblea Popular Nacional, un crecimiento del 7,5% y un aumento del 12,2% del gasto militar
SHANGHÁI. Actualizado: GuardarUna de las principales ventajas que tienen los regímenes autoritarios es que pueden hacer planes a largo plazo sin temer sus consecuencias en las siguientes elecciones. Y eso es, precisamente, lo que hace China en las reuniones anuales de su Asamblea Popular Nacional, un Parlamento cuya función no es el debate de las medidas que adoptará el país hasta el próximo marzo sino la ratificación de las que ha decidido la cúpula del poder. Por eso, para el mundo es una ventana por la que puede vislumbrar el futuro de la segunda potencia mundial. Y ayer, en la jornada inaugural de las sesiones que finalizarán el día 13, el primer ministro Li Keqian dejó claras cuáles son las prioridades del Partido Comunista para los próximos 12 meses.
En primer lugar está la consolidación del nuevo modelo económico. China ya no es el país del 'todo a cien', así que necesita una gran transformación de su industria, de forma que cree valor añadido y que el consumo interno tenga mayor peso en la composición de su PIB. El objetivo es, como dijo el predecesor de Li en el cargo, Wen Jiabao, «crecer menos pero crecer mejor». Pero, a pesar de que los incrementos de dos dígitos ya no volverán, el Gobierno de Pekín todavía confía en mantener una expansión económica robusta, cuya previsión para este año fija en un 7,5%, una décima menos que en 2013. La inflación, apuntó Li, rondará el 3,5%, nueve décimas por encima de la registrada el año pasado.
En el plano socioeconómico preocupa la burbuja inmobiliaria. El precio de la vivienda continúa disparado y, a pesar de las medidas introducidas para enfriarlo, en las grandes ciudades sigue creciendo a un ritmo insostenible, siempre por encima del 15%. Es evidente que se tiene que detener esta tendencia y provocar un aterrizaje suave del sector, porque un pinchazo brusco podría crear todavía mayores problemas. Y, muy ligado con lo inmobiliario está también la corrupción, que los dirigentes chinos prometen combatir a golpe de hoz y de martillo. Tendrán pronto una nueva oportunidad, ya que Zhou Yongkang, exjefe de todo el aparato de seguridad del país, que fue también uno de los siete poderosos del Comité Permanente del Politburó, está siendo investigado por «graves violaciones de la disciplina del Partido».
Claro que fuera de China preocupa más otro tema relevante: el aumento del presupuesto de Defensa. Una vez más, Pekín ha decidido que crezca muy por encima de la economía. Concretamente, este año gastará un 12,2% más que el año pasado, casi 100.000 millones de euros. Es una cifra que supone sólo una quinta parte de lo que gasta Estados Unidos y per cápita supone también el 20% del gasto militar de Japón. Pero la modernización del mayor ejército del mundo, que diseña submarinos, prueba nuevos aviones caza y reconvierte portaaviones soviéticos, pone los pelos de punta en el Mar de China Meridional, donde la tensión se dispara a menudo por la disputa que enfrenta a China y a otros vecinos por la soberanía de los islotes Diaoyu. «Defenderemos el orden internacional nacido tras la Segunda Guerra Mundial», apostilló Li.
Aguas revueltas
No obstante, ayer la agencia de noticias oficial Xinhua se apresuró a publicar un artículo en el que pide que «no se pierdan los nervios ante el aumento del presupuesto militar», y en el que añadió que «China no es la fuente de la inestabilidad en la región». De hecho, es posible que en Pekín preocupen más las aguas revueltas que corren dentro de su propio territorio: todavía está muy presente en la memoria de todos -ayer se respetaron dos minutos de silencio en memoria de las víctimas- el atentado terrorista de Kunming, en el que presuntos secesionistas de Xinjiang acuchillaron a 29 personas.
Claro que parece que los líderes chinos no tuvieron que ir tan lejos para comprobar el descontento social existente entre diferentes sectores de la sociedad. Según fotografías y testimonios cuya autenticidad ha sido imposible comprobar, una mujer de 40 años se quemó a lo bonzo a pocos pasos de donde se reúnen los delegados, en la plaza de Tiananmen. Y, antes, grupos de disidentes habían tratado de lanzar pasquines en el mismo lugar coincidiendo con la ceremonia de izado de bandera.