La Guardia Nacional venezolana combate con botes de gas una protesta callejera en Caracas. :: REUTERS
MUNDO

Venezuela cumple un año sin Chávez

A los doce meses de la muerte del expresidente las calles cuestionan a Maduro aunque la oposición sigue sin lograr un frente unido

LA HABANA. Actualizado: Guardar
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Venezuela cumple mañana el primer año sin Hugo Chávez. Con Nicolás Maduro al frente, el chavismo ha tratado de rellenar el tremendo hueco dejado por su carismático y controvertido comandante, capeando temporales. Del último, la violenta protesta estudiantil que constituye la peor revuelta en el país en una década, todavía no está dicha la última palabra. La oposición ha aprovechado para acortar distancias con el Gobierno en estos doce meses, pero sigue teniendo una asignatura pendiente: la de incorporar a la clase trabajadora.

«Recibimos la información más dura y trágica que podamos transmitir. A las 4 y 25 de la tarde de hoy 5 de marzo ha fallecido el comandante presidente Hugo Chávez Frías», dijo Nicolás Maduro, ungido como sucesor en la última aparición pública del líder bolivariano, el 8 de diciembre de 2012. Siguieron once días de duelo nacional en los que se habló de embalsamar el cadáver y luego de desechó la idea. Y hubo interminables dudas sobre la definitiva morada del presidente, al que al final se «sembró» en un mausoleo construido deprisa y corriendo en el Museo Militar del 23 de Enero.

Entretanto, el Consejo Nacional Electoral convocó a nuevas elecciones presidenciales para el 14 de abril. Según la oposición, Maduro no podía convertirse en presidente porque Chávez no había llegado a jurar formalmente el cargo tras su reelección. En una sesión de la Asamblea, los diputados llegaron a las manos y el opositor Julio Borges salió con la mandíbula rota. La diputada María Corina Machado, que junto al ahora encarcelado Leopoldo López convocó a los estudiantes a salir a la calle hace un mes y no parar hasta forzar la renuncia de Maduro, también acabó aquel día con el tabique nasal desviado.

Las elecciones marcaron el primer reto del oficialismo: demostrar la existencia del chavismo sin Chávez. Maduro ganó por poco, 1,5 puntos sobre su rival, Henrique Capriles, que denunció un fraude y también amagó con tomar las calles, aunque luego se lo pensó mejor.

El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) mantiene la mayoría en la Asamblea Nacional y en la mayor parte de los gobiernos locales y municipales. Pero sus adversarios han crecido en las grandes ciudades, en parte por algunas decisiones de Maduro que han agravado la crisis económica y llevado la inflación por encima del 56% el año pasado, sin lograr frenar una inseguridad que coloca al país petrolero entre los más peligrosos del mundo.

Pero la oposición no acaba de aglutinarse en torno a una sola persona o partido. Se ha demostrado en las protestas que desde el 12 de febrero sacuden varias ciudades. López y Machado apostaron por la calle. Capriles adujo que la violencia no conduciría al poder. Aunque luego se deja escuchar o leer por Twitter a diario para reclamar la liberación de los estudiantes detenidos.

Todo el tiempo, Maduro ha tenido que lidiar con el sambenito de las comparaciones. No canta, no es tan elocuente, ha visto a Chávez en la lluvia o en un túnel. Además, tomó algunas decisiones erráticas, como imponer candidatos en las alcaldías.

Su intento de dialogar con los empresarios salió mal. Ahora, después de las protestas que se han cobrado 18 vidas y que asegura son un «golpe de estado» muy parecido al que en el 2002 sacó a Chávez brevemente del poder, volvió a invitar a un dialogo nacional con todos los sectores. Incluso aceptó la propuesta de Lorenzo Mendoza, dueño de empresas La Polar, de conformar una comisión de la Verdad en materia económica.

La celebración del Carnaval, con dos días más de fiesta, ha contribuido a rebajar la tensión. De momento, solo quiere que el aniversario de la muerte de su mentor se celebre con calma, con desfiles militares y presidentes extranjeros amigos.