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La UE elude por ahora las sanciones y echa el resto en la vía diplomática

Los jefes de Estado y de Gobierno se reúnen el jueves en Bruselas para lanzar un mensaje común y contundente a Moscú

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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«La situación ha sido calificada por todos en la reunión como la más grave que el mundo ha vivido desde la caída del muro de Berlín en 1989». José Manuel García-Margallo, ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de España, no se anduvo con rodeos para valorar la situación que vive Ucrania y los delicados equilibrios diplomáticos que la UE está obligada a jugar con el Gobierno ruso de Vladimir Putin, decidido a mantener el inquietante pulso militar en la estratégica península de Crimea pese a las graves advertencias que le están llegando de la esfera internacional, sobre todo de Estados Unidos.

Porque la Europa de los Veintiocho, la que habla con una sola voz, ayer volvió a tartamudear recurriendo a gruesas palabras, amenazando con «sanciones selectivas» a determinados dirigentes rusos, pero limitándose a cruzar los dedos para que la tensión se rebaje y la situación se estabilice de algún modo. Lo que llaman la vía diplomática. «Ministro, sin rodeos, ¿estamos a las puertas de una nueva guerra?». «La situación es demasiado grave como para especular sobre este tipo de asuntos», respondió el canciller español a preguntas de los medios.

La estrategia comunitaria, que ayer reunió de forma extraordinaria en Bruselas a los ministros de Exteriores a petición de la máxima representante, Catherine Ashton, es explorar todas las vías políticas y de diálogo para convencer a Rusia de que recule porque «está violando la legislación interna e internacional» al no respetar la soberanía ni la integridad territorial de Ucrania, advierte el texto consensuado entre los 28. «Debemos superar la actual lógica de la confrontación por la de la cooperación», incidió el veterano ministro español.

En esta hoja de ruta pactada en la tarde de ayer y que lleva el sello alemán hay un hito clave. El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, ha convocado una cumbre extraordinaria de jefes de Estado y de Gobierno este jueves en Bruselas para analizar los acontecimientos y sobre todo, lanzar un mensaje contundente a Moscú. «Todo dependerá de lo que suceda en las próximas horas. En función de los acontecimientos, se adoptará un perfil u otro», recalcaron fuentes comunitarias.

En este mismo sentido se expresó el titular francés, Laurent Fabius, que aseguró que «si en las próximas horas no hay una bajada de esta tensión, decidiremos medidas muy concretas, como la interrupción de todo diálogo sobre los visados o los acuerdos económicos. Eso quiere decir que los puentes estarán cortados en muchos asuntos». Fabius, que participó activamente junto a los colegas alemán y polaco en el acuerdo que la UE tejió entre la oposición y el depuesto presidente Víctor Yanukóvich, no se mostró muy optimista y admitió que el tono adoptado por Putin es «muy preocupante».

Reunión clave en Madrid

Tampoco el primer ministro británico, David Cameron, que tras denunciar «la violación de la soberanía e integridad territorial de otro país», exigió una rebaja de la tensión y para ello, defendió que la UE «ejerza presiones diplomáticas, políticas, económicas y de otro tipo». De momento, los socios del G-8 (Alemania, Francia, Italia y Reino Unido) confirmaron la suspensión de su participación en la preparación de la cumbre prevista en junio en Sochi.

Las próximas horas serán esenciales para calibrar la dimensión de un choque de trenes que pone a la UE ante su mayor reto en décadas. «Diálogo, conciliación y entendimiento. Siempre he creído que es la mejor manera de afrontar los conflictos», reiteraba ayer Margallo a modo de coletilla en cada pregunta. Y es que el papel que España puede jugar en este conflicto es relevante ya que esta tarde, el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, se reunirá con Ashton. Lo hará a las 16 horas y luego, tendrá una audiencia con el Rey, una entrevista con Mariano Rajoy y el miércoles, desayunará con Margallo.

La UE ya ha fijado su línea roja. Así lo recalcó la jefa de la diplomacia, que al término de la reunión exigió a Putin «retirar inmediatamente» sus efectivos al área donde están estacionados permanentemente, según el acuerdo de estatus y condiciones de estacionamiento de la Flota rusa del Mar Negro en Crimea, de 1997.