El secretario general de la OCDE, durante la entrevista. :: BORJA AGUDO
Economia

«Entiendo la frustración de los jóvenes, les prometimos un empleo y no hemos cumplido»

Aunque sostiene que deben continuar los ajustes, es partidario de implantar políticas activas para estimular la contratación Ángel Gurría Secretario general de la OCDE

BILBAO. Actualizado: Guardar
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Debido a su acento mexicano y a sus cercanas expresiones, el discurso de Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), suena más dulce, si bien exige ajustes al igual que sus colegas de otras instituciones. Pero hace especial hincapié en la necesidad de políticas de empleo que adapten la fuerza laboral al salto «del ladrillo a la neurona».

-Fuera del recinto hubo manifestantes que denunciaron las medidas de austeridad impuestas ante una crisis originada por la banca. Denunciaron a la troika por haber 'demolido' el Estado de Bienestar.

-El Estado de Bienestar es un logro muy importante de los europeos, pero para sostenerlo en el tiempo hay que cambiarlo. La razón es que se planeó para una jubilación a los 50 o 60 años y una esperanza de vida de 60. Ahora es de 80. Es el envejecimiento lo que obliga a la revisión. A los manifestantes, a los jóvenes, yo no puedo juzgarles. Les prometimos que si estudiaban más años en la universidad o en la escuela técnica tendrían un trabajo, y no hemos cumplido. Como decía antes (por ayer) en mi ponencia, solo tienen un diploma con el que no pueden ni refugiarse de la lluvia. Así que entendemos su frustración. Por eso hay que poner en marcha las políticas públicas que permitan corregir el rumbo.

-Pero, ¿qué políticas se pueden poner en marcha para ayudar a los jóvenes si se está recortando de todos lados para cumplir con los objetivos de déficit?

-Hay políticas de activación del empleo, de entrenamiento, de mejora de las destrezas y habilidades. También políticas fiscales y de inversión que estimulen el empleo. E incluso políticas presupuestarias que contemplen una asignación, a poder ser complementada por el sector privado, para poder absorber un número cada vez mayor de estos jóvenes.

-Rajoy, en el Debate sobre el estado de la Nación, dibujó una situación muy optimista y afirmó que España había cruzado el Cabo de Hornos. La oposición le afeó tanta euforia y recordó el paro y la mayor precariedad. ¿Usted cómo lo ve?

- En un debate legislativo siempre ocurre lo mismo. En el Gobierno se ve el vaso medio lleno y en la oposición, medio vacío. En relación a cómo veo España, si tomamos una foto, el diagnóstico deja mucho que desear. Pero si vemos un vídeo de los últimos dos o tres años, está claro que estamos mejor. De todos los indicadores, destacaría sobre todo el empuje de las exportaciones, que demuestra que España ha recuperado buena parte de la competitividad perdida, después de 15 años en los que los costes laborales subieron más que la productividad. En España, como en Portugal, ocurría que el empleado costaba 12 y producía por valor de 10. Por contra, en Alemania pasaba lo contrario. Esas diferencias se han corregido gracias al ajuste de los salarios reales.

-Sin embargo, la OCDE y también el FMI exigen una nueva vuelta de tuerca a la reforma laboral.

-Hay que mantenerse en el camino en el que vamos. También hay un problema de destrezas. ¿Qué sabe hacer la fuerza laboral de un país respecto a lo que se demanda? La clave está en la educación, la innovación, la competencia y, por supuesto, la flexibilidad del mercado en término de costes laborales. Hay que recordar que la idea es pasar del ladrillo a la neurona. No es tanto un problema de los salarios absolutos. Es una cuestión de productividad: que el empleado pueda elaborar productos de alto valor añadido que superen su salario. Los salarios solo pueden aumentar si se incrementa la productividad. Lo demás es un falso debate.

-El Gobierno acaba de aprobar una tarifa plana de 100 euros para incentivar el empleo. Pero cabe el riesgo de que las empresas utilicen la medida para despedir a empleados caros y contratar en precario.

-No se puede ver solo el lado negativo. Es un avance poner una cantidad fija, conocida y accesible que, a la vez, permita una correcta financiación de la Seguridad Social. Pero siempre se oyen las voces de quienes están más organizados para denunciar un efecto negativo que no sabemos si se va a producir. Seguro que esa no es la intención del Gobierno, que solo busca ajustar la regulación laboral para tener una economía más competitiva.

-Los sindicatos y otros agentes sociales denuncian que, con la excusa de ganar competitividad, se recortan derechos sociales.

-No se puede tener una economía competitiva sin un mínimo de protección a los trabajadores porque no se crea ningún vinculo entre empresas y trabajadores. De lo que se trata es de generar una fuerza laboral mejor preparada para que gane más.

-En las últimas recomendaciones en materia laboral de la OCDE para España se aconsejaba un mayor control sobre los parados. ¿A qué se refiere?

-No sé exactamente a qué se refiere usted. El subsidio del paro debe generar un apoyo en la búsqueda de empleo. Pero si la prestación se prolonga demasiado o es muy generosa, puede que los parados no sientan la urgencia de encontrar empleo lo antes posible. No digo que eso ocurra en España.

-¿Se ha hecho lo suficiente para reformar el sistema financiero y evitar otro crisis?

-Ahí empezó el problema y es probable que sea donde hay más acción y avances. Pero no hemos terminado.