Miguel Blesa, ayer, a su llegada a la Audiencia Nacional mientras su coche era aporreado por varios preferentistas. :: JUANJO MARTIN / EFE
Economia

Blesa alega ante el juez que los compradores de preferentes no eran «ignorantes financieros»

Les culpa de «no leerse bien lo que firmaban» y responsabiliza al área de marketing y las oficinas de la forma en que se colocaron los productos

MADRID. Actualizado: Guardar
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Ni un atisbo de reconocimiento de culpa alguna e incluso una cierta reprimenda a los propios perjudicados. Así se resume la comparecencia que ayer realizó como imputado ante la Audiencia Nacional el expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, dentro de la causa abierta como una pieza separada del llamado 'caso Bankia' para investigar si los antiguos responsables de la entidad utilizaron la emisión de las polémicas participaciones preferentes y deuda subordinada para «disfrazar la situación de insolvencia» en que se encontraban las cajas de ahorros que la integraban.

Durante poco más de una hora, el exfinanciero contestó sólo a las preguntas de la Fiscalía Anticorrupción y de su abogado defensor, puesto que el juez instructor de la causa, Fernando Andreu, no vio necesario añadir alguna más. A los letrados de la veintena larga de acusaciones particulares personadas ni les dirigió la palabra, en una actuación previsible porque fue el mismo guión que siguió el pasado 24 de enero cuando declaró en los juzgados de Madrid, también como imputado, sobre las supuestas irregularidades en la compra del City National Bank of Florida por Caja Madrid.

Miguel Blesa aprovechó las primeras preguntas para dejar clara su tesis en toda la declaración ante el juez. «No podemos pensar que un (inversor) minorista es un ignorante financiero y tampoco que un jubilado que cobra una pensión es un ignorante», aseveró -según fuentes jurídicas- a preguntas del fiscal, quien le interrogó por la aparente falta de información que recibieron los clientes de la entidad sobre las preferentes que se les ofrecían de forma casi insistente.

Los clientes/inversores podían revisar bien los documentos y saber exactamente qué estaban contratando, insistió el expresidente de la caja. «Si no lo hicieron no es culpa nuestra; cada uno es responsable de lo que lee», llegó a puntualizar cuando el fiscal le inquirió por el hecho de que en la mayoría de los casos se hiciera firmar a aquellos justo al mismo tiempo que se les informaba.

Entonces, ¿quien falló? Blesa, sin llegar a culparles directamente, sí quiso escudarse en que la información debía correr a cargo de los directores de las distintas sucursales y de los propios comerciales, que recibieron un tríptico y un argumentario específico -elaborado por la dirección de Marketing- para explicar «de forma correcta» los riesgos implícitos de esos productos. Así, por ejemplo, se les ordenó de forma expresa informar sobre la rebaja de calificación de solvencia hecha por Moody's sobre Caja Madrid.

Blesa, no obstante, reconoció que no se hizo un test de idoneidad a los clientes susceptibles de recibir preferentes, aunque sí de conveniencia -pese a no ser el adecuado para estos casos, subrayaron desde la acusación que representa el despacho Yvancos-. En cualquier caso, ¿quiénes lo hacían? «Las oficinas», respondió el expresidente en otro intento por descargar responsabilidades en sus subordinados.

A ellos se remitió cuando el fiscal le cuestionó por el hecho de que el 95% de los compradores fueran personas físicas y, más allá, que dos de cada tres (63%) tuvieran más de 50 años e incluso el 43% superara la edad de 65. «No fue cosa mía», replicó, al tiempo que cargó esta vez contra el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Hasta julio de 2010, cuando las preferentes de su época ya estaban vendidas, no ordenaron que los compradores tenían que tener un perfil «dinámico» y no «moderado».

Una comisión del 3%

«Con nosotros -abundó Blesa- todos los clientes recibieron sus intereses y no hubo queja». «Lo que pasó en Bankia cuando yo ya no estaba no es cosa mía», dijo en clara referencia a la etapa de Rato -imputado junto a su equipo la matriz de este caso-. Tampoco lo fue (aunque era su época) premiar a los comerciales con una comisión del 3% sobre el valor nominal de cada preferente vendida. «Fue un estímulo de sus jefes», añadió.

También declararon ayer como imputados dos exconsejeros de Caja Madrid, Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Martín Pascual, quienes alegaron desconocer detalles sobre las preferentes porque de esos temas apenas se informaba -y sólo verbalmente- en el órgano de administración. «Correspondían a la comisión ejecutiva», coincidieron en su versión exculpatoria con Blesa.

De momento, el juez seguirá interrogando esta semana al resto del antiguo consejo de la caja. Eso sí, ha rechazado incorporar los correos electrónicos de Blesa porque se obtuvieron «vulnerando sus derechos».