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Algeciras toca palmas al compás para despedir al maestro de la guitarra
Vicente Amigo, Farruquito y el representante del fallecido, Michael Stein, entre otros, portaron a hombros el féretro hasta la iglesia
ALGECIRAS. Actualizado: GuardarEntre palmas y gritos de «viva Paco de Lucía», Algeciras se echó ayer a la calle para despedir a su hijo más insigne y agradecerle que llevara el nombre de la ciudad por todos los rincones del mundo. El cariño que le han demostrado se plasmó incluso en la entrada del cementerio, donde muchos ciudadanos acudieron pese a la petición de la familia de celebrar el entierro en la más estricta intimidad para poder decirle por última vez «Paco, te queremos, maestro».
La emoción que se avecinaba tuvo un primer avance ya en la madrugada, cuando el féretro llegó pasada la medianoche al Ayuntamiento de Algeciras envuelto en las banderas de España y de Andalucía. Poco después le pondrían ya la de su ciudad natal. La marea de personas que rodeaba el edificio y se extendía por las calles aledañas del centro de la ciudad rompió a aplaudir nada más vislumbrar el coche fúnebre y mientras los restos mortales llegaban al salón de plenos, donde permanecieron durante toda la mañana. Junto al guitarrista, dos impresionantes coronas de flores, una de su actual mujer («Te he de querer hasta después de la muerte. Gabriela»), y otra con un «Gracias», dedicada por el cantante Alejandro Sanz y su familia.
A medida que pasaban las horas el salón de plenos iba llenándose de personas y de coronas de flores -acabaron ocupando tres coches-, algunas de ellas ubicadas junto a un enorme retrato del artista con una leyenda en griego donado por un particular para la ocasión. El trasiego de gente parecía no acabar nunca, e incluía políticos como el expresidente andaluz Manuel Chaves, la presidenta Susana Díaz -ambos se fundieron en un sentido abrazo con las mujeres y los hijos del guitarrista- o artistas como Farruquito y sus hermanos, Cristina Hoyos, Remedios Amaya o Massiel, que fueron pasando para dar su pésame a la familia, sentada a un lado y que aguantó toda la noche en un profundo silencio. Sabían que Algeciras quería despedirse de Paco, el hijo de Lucía y Antonio, y aguardaron pacientemente hasta que poco antes de la hora prevista para el cierre de la capilla ardiente pidieron cerrarla para poder despedirse por última vez a solas.
Comenzó entonces uno de los momentos más emotivos de una jornada en la que la lluvia aportó su nota de melancolía. El féretro, portado a hombros por Vicente Amigo, Farruquito, su representante, Michael Stein, y algunos de los músicos y guitarristas que le acompañaron en sus últimas giras, apenas podía desplazarse por una calle tomada por un mar de paraguas que a duras penas mantenían el equilibrio cuando los algecireños empezaron a aplaudir por bulerías a la entrada de la Iglesia de Nuestra Señora de la Palma. No cabía un alfiler. Ante las largas colas de la capilla ardiente, muchos prefirieron ocupar los bancos desde primera hora de la mañana, aguantando incluso el bautizo previsto para unas horas antes del funeral. Otros no ocultaban su interés por grabar con el móvil a alguno de los famosos como Curro Romero, Rancapino, Fosforito, Tomatito, Chispa, la viuda de Camarón, o Estrella Morente y Javier Conde, que iban llegando a la iglesia.
«Nadie ha llevado la bandera de su tierra chica como él», explicaba Antonio, vecino de Linares y que aprovechó su visita a la ciudad durante el puente del Día de Andalucía para acercarse a despedir al genio. «Habrá artistas que toquen bien la guitarra, pero nadie conseguirá lo que él, revolucionar la música como hizo Paco de Lucía», apostillaba Matías, vecino de Algeciras y aficionado al flamenco que aprovechó la mañana de gestiones para dar su último adiós. A su lado, Juana mantenía el tipo a sus «setenta y tantos» años subida en un banco para tener mejor visión. «Me he dejado el carro de la compra en el mercado, a ver qué me encuentro cuando llegue», sonreía mientras se secaba las lágrimas de emoción por poder despedir «al más grande».
Tras una homilía sencilla, en la que el párroco también hizo un juego de palabras con la pieza más conocida de De Lucía, 'Entre dos aguas', llegó el momento de las despedidas. El Rubio de Pruna y Remedios Amaya se lanzaron recordando una de las pocas piezas a la que Paco de Lucía se atrevió a poner voz. «Las cuerdas de la guitarra están llorando, lloran por seguiriyas», y añadiría Amaya, «por Paco de Lucía». Un emocionado Stein recordaba al amigo con el que compartió horas y horas de aeropuerto y carreteras, transformando una relación profesional en algo más grande, y evocaba al guitarrista como un padre. «El vacío que me dejas en el corazón solo se verá lleno cuando volvamos a reunirnos», dijo entre lágrimas. Él fue también el encargado de leer unas palabras del músico inglés John McLaughlin, compañero de gira en numerosas ocasiones y que terminó ensalzando la contribución de Paco de Lucía para convertir el flamenco en un lenguaje universal.