Mark Zuckerberg, ayer, durante su intervención en el Mobile World Congress. :: LLUÍS GENE / AFP
Sociedad

«Cambiar Whatsapp sería estúpido»

Zuckerberg defiende que la firma «vale más de 13.800 millones» y asegura que la privacidad seguirá intacta

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Ni un fabricante, ni un teleoperador, ni un teléfono, ni una tableta, ni tan siquiera un sistema operativo. La voz cantante de la primera jornada del gran cónclave de la industria de las telecomunicaciones la llevó un joven que hace una década decidió abandonar sus estudios en Harvard y dedicarse a tiempo completo a crear una comunidad 'online' en la que compartir fotos, momentos y chats con sus contactos y que, a día de hoy, solo China y la India superan sus 1.200 millones de 'habitantes'. Mark Zuckeberg, fundador de la red social Facebook, fue la gran estrella de la primera jornada del MWC 2014 con una charla en la que acabó dando varias claves sobre el futuro inmediato de Whatsapp tras su reciente adquisición.

«Creo que Whatsapp por sí misma vale más que 19.000 millones de dólares (13.835 millones de euros)», aseguró sobre el estratosférico montante que apoquinaran para hacerse con la popular aplicación de mensajería instantánea. «Hay pocos servicios que tengan tanto alcance», añadió para posteriormente defender que ambas plataformas «sirven para conectar a la gente en el mundo» de forma complementaria. En principio, el emprendedor estadounidense había venido a la Ciudad Condal a exponer 'Internet.org', un proyecto con aires filantrópicos, con el que pretende dotar a todo el planeta de un acceso y unos servicios mínimos de internet como «redes sociales, el tiempo, precios de la comida o Wikipedia».

Si su sola presencia en un evento así ya es una fuente inabarcable de expectación, el eco mediático se multiplicó al haber pasado menos de una semana de la que muchos han definido como la operación empresarial más importante de la tecnología de esta década. Si a esto se le añade que todavía colean los efectos de la crisis que el pasado sábado dejó el servicio de mensajería instantánea en estado comatoso durante cuatro horas, el morbo se eleva al cubo.

Aunque omitió este episodio, no esquivó contestar a los que especulan que la privacidad será el peaje que sacrificará Whatsapp en este nuevo escenario: «El uso de los datos no cambiará». El gurú estadounidense explicó que una vez la información llega al destinatario, nada «se almacena» y el envío «desaparece». Sobre la posible integración de la compañía en la red social, Zuckerberg sentenció que «cambiar la forma de funcionar de Whatsapp sería estúpido» y que, por tanto, seguirá siendo una firma autónoma.

Servicio de llamadas

Jan Konum ya se había encargado de caldear el ambiente horas antes, el cofundador de la aplicación lanzó un misil que impactó de lleno en la línea de flotación mediática de muchas de las marcas de telefonía móvil que escogieron el día de ayer para presentar las nuevas joyas de su corona. A partir del segundo trimestre de este año, en unos pocos meses, los 450 millones de miembros de la gruesa parroquia de Whatsapp podrán hacer llamadas, a través de la aplicación, al estilo de Skype, Line o Vieber. El ingeniero, que compartió espacio y debate con varios directivos de Telecom, también anunció una alianza con una operadora germana para introducirse en el mercado alemán como una operador móvil virtual.

El auge de Whatsapp condenó al destierro a los SMS, que han quedado como algo completamente marginal. Habrá que esperar ahora a los movimientos de los operadores ante las llamadas, que ya perdieron un jugoso pastel de millones de euros con los mensajes de texto que posteriormente compensaron con las tarifas de datos.

El desarrollador de origen ucraniano protagonizó una intervención un tanto azucarada, llena de emotivas referencias personales. «Hola, mi nombre es Jan Koum y desde hace días soy amigo de Facebook», bromeó al principio de la charla. Un chiste que a muchos les hizo recordar que la red social rechazó su currículum y el de Steve Acton, su compañero en la aventura de fundador Whatsapp. «Es un día especial. El 24 de febrero de 2009, justo hace cuatro años, viajamos a San Francisco para registrar nuestra empresa», continuó.

Koum, que creció en la gélida Kiev en una casa en la que tocaba compartir el teléfono con los vecinos, dijo que la plataforma debía seguir siendo «independiente», en un mensaje que sería refrendado por Zuckerberg en la sesión vespertina.

«No tenemos planes de cambiar nada», apostilló Koum, evocando claramente al caso de Instagram, cuando la red social revolvió en las condiciones de uso y muchos usuarios decidieron emigrar a otras opciones como Flickr. Finalmente, la dirección rectificó y todo quedó en un conato de éxodo.