Venezuela exhibe de nuevo su división

La división, casi matemática, de la sociedad venezolana volvió a manifestarse ayer en las marchas convocadas en todo el país. Caracas fue escenario de las más multitudinarias. Una convocada por el opositor Henrique Capriles «contra el paramilitarismo y la violencia» y la otra integrada por mujeres -chavistas- a favor de la paz.

Paralelamente, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, denunciaba la incautación de 360 cócteles molotov en Carabobo, estado donde ayer fallecía la joven Geraldine Moreno Orozco, de 23 años, como consecuencia de los disparos de perdigones que recibió en la cara durante una carga policial el pasado miércoles.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, sugirió la intervención de «actores externos» para tratar de rebajar la tensión en Venezuela. «Si ya no hay confianza en nadie, ninguna institución o personas que garanticen una postura ecuánime y no comprometida, tal vez el recurso a actores externos, provenientes de nuestra propia América y designados en común, sea una alternativa posible», sostuvo.

Capriles pidió ayer al Gobierno venezolano «que cesen la represión y las torturas». En un encendido discurso, el líder de la oposición recordó que «el odio no se combate con odio. Cada vez que Nicolás Maduro abre la boca lo que hace es fomentar la violencia. (.) El Gobierno lo que busca es la confrontación».

Sobre la situación en Táchira en el oeste del país, Capriles sostuvo que «ese Estado no necesita ni tanques ni aviones de guerra... Lo que necesita es comida, seguridad, empleo, el Táchira necesita que la frontera cambie y no es con represión. Este Gobierno se le cayó la careta utilizando a los efectivos militares y nuestra Fuerza Armada, que están actuando fuera del marco de la Constitución».

Capriles estuvo acompañado por Lilian Tintori, la esposa del opositor encarcelado, Leopoldo López, con el que mantiene abiertas diferencias. Pese a ello, prometió hacer todo posible para su liberción.