Urdangarin y la infanta Cristina, de la mano antes de que estallara el 'caso Nóos'. :: ALBERTO MARTÍN / EFE
ESPAÑA

La infanta Cristina confesó que Aizoon era una empresa fantasma para camuflar pagos

«Mi marido la creó para canalizar sus ingresos profesionales», admitió hasta en seis ocasiones ante el juez Castro

MADRID. Actualizado: Guardar
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Centenares de evasivas, pero, al final, la infanta dijo algo comprometedor. La declaración de Cristina de Borbón no fue tan perfecta como hicieron ver sus abogados. Los 113 folios de la transcripción de las seis horas y media de interrogatorio revelan que la hija del Rey, casi al inicio y al final de la maratoniana declaración, reconoció hasta en seis ocasiones saber que Aizoon, la inmobiliaria que comparte con su marido y que la ha llevado a estar imputada por fraude fiscal y/o blanqueo de capitales, era en realidad una firma fantasma sin actividad alguna. Que tenía como único objeto camuflar las ganancias de Iñaki Urdangarin. «Mi marido la creó para canalizar sus ingresos profesionales», dijo sin percatarse de que no solo estaba culpando de todo a su esposo sino también autoinculpándose como cooperadora en un presunto fraude.

El interrogatorio hasta entonces transcurría por los derroteros que pretendía la defensa de la infanta. Ella se presentaba como una mujer enamorada que creía a pies juntillas en su marido, ignorante de todos sus negocios. Pero el juez José Castro no estaba dispuesto a entrar en ese juego y empezó a hilar fino con la empresa de la que son copropietarios los duques al 50% y que se embolsó casi un millón de euros de dinero público y que jamás vendió o compró un piso a pesar de que sobre el papel era una inmobiliaria.

«¿Por qué interviene usted en Aizoon?», inquirió el instructor. «Porque mi marido me lo pide y por confianza con él, me pareció bien y lo acepté», respondió. Y llegó la pregunta que puede marcar su futuro procesal. «¿Cómo le propone exactamente su marido la creación de Aizoon?», abundó Castro. «Mi marido me lo propone y con la confianza que le tengo, yo lo acepto. Crea Aizoon para canalizar sus ingresos profesionales y a partir de ahí yo no he tenido nada más que ver, ya lo ha llevado él, yo no he intervenido en nada», confesó.

El instructor volvió a la carga con otras tres repreguntas sobre el objetivo real de aquella empresa, y la infanta insistió en que era «canalizar los ingresos profesionales» de Urdangarin, lo que suponía tributar por esos trabajos con el impuesto de sociedades, que tiene un tipo impositivo menor, cuando debía haberlo hecho por el IRPF. Pero para Cristina de Borbón, hasta entonces una roca sin fisuras en sus respuestas, ya era demasiado tarde para rectificar. «¿De qué ingresos estaríamos hablando?», hurgó el juez. «De los trabajos profesionales que él realizaba en esa época de asesoramiento, consultoría, eventos deportivos, actos de alto nivel científico deportivo, siempre de carácter deportivo, puesto que es el ámbito de su interés», intentó explicar la imputada.

«¿Lo sabía usted?»

«¿Ingresos procedentes de servicios personales de su esposo o ingresos derivados de actividades que producía Aizoon?», requirió Castro. «Entiendo que de sus ingresos profesionales, pero ya le digo señoría que yo luego no he intervenido en los detalles», contestó la infanta, quien, más tarde, ante las preguntas de la Abogacía del Estado, representante de Hacienda en este proceso, incluso llegó a admitir que conocía cuál era el objetivo real de la creación de Aizoon. «¿Cuándo constituye Aizoon sabía usted que su marido iba a imputar a ella sus rendimientos profesionales?», demandó la letrada de Justicia. «Sí, bueno, creo que fue a través de Aizoon que canalizaba sus ingresos profesionales, pero no sé más», volvió a confesar. La abogada de Hacienda no abundó en el asunto para deshacer el entuerto y pasó a otra cosa.

Diferentes fuentes del proceso destacaron la «repercusión penal» de la confesión de Cristina de Borbón. Unas palabras que podría complicar su futuro, sobre todo como posible cooperadora necesaria en los dos de los tres delitos fiscales que se imputan a Urdangarin, los de los ejercicios 2007 y 2008, en los que el duque facturó con Aizoon 699.720 euros y 451.888 euros por sus trabajos para empresas como Motorpress Ibérica, Aceros Bergara, Mixta Africa, Havas Sports France, Pernod Ricard y Seeliger y Conde. Unas asesorías que tenía que haber tributado como IRPF y no como beneficios de empresa. .

Más allá de ese importante desliz, y como ya se conocía, la infanta Cristina se quiso presentar como totalmente ignorante de los negocios de su marido en Aizoon, pero también en el Instituto Nóos.

Su discurso fue bastante homogéneo: «Nunca he tenido control sobre cuentas ni nada que ver con Aizoon»; «mi marido y yo no hablamos de nuestros negocios en casa»; «yo me ocupaba de los niños, de sus actividades, de la escuela y de todo lo que tenía que ver con ellos, con médicos y demás, y mi marido se ocupaba de toda la parte de los gastos», fueron algunas de sus respuestas sobre su perfil profesional en relación a la inmobiliaria.