El juez Elpidio José Silva, ayer, antes de realizar la entrevista en un hotel madrileño. :: ELVIRA MEGÍAS
Economia

«Si me condenaran, desbarrarían»

Se precia de resultar «incómodo» frente a colegas «acomodados y colaboracionistas», pero rechaza ser 'otro' Garzón y no se arrepiente de nada Elpidio José Silva Juez, escritor y profesor de Derecho

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Para unos, conspiranoico. Para otros -él incluido-, víctima del sistema, el juez Elpidio José Silva acaba de publicar un libro sobre su experiencia en el 'caso Blesa' ('La Justicia desahuciada', de la editorial Península). Y mientras continua dando clases de Derecho, prosigue con su defensa para no tener que sentarse en el banquillo por la controvertida forma en que realizó su instrucción (le han abierto juicio por supuesta prevaricación y vulneración de la libertad de Miguel Blesa).

-¿Cómo definiría su estado actual?

-De tranquilidad total. Yo soy un profesional y sé que el sistema está colonizado precisamente por gente que es antisistema.

-¿Le alegra ver que ya se ha retomado la investigación sobre la compra de un banco en Florida por la Cajamadrid del señor Blesa?

-Era lo normal y esperable. Lo que pasa es que ahora hay una juez sustituta a la que la asociación 'Manos Limpias' va a denunciar por (supuesto) trato preferente a Blesa.

-Pero esto va a volver a paralizar de nuevo todo el tema.

-Es probable, pero cuando todo se introduce en una línea de anormalidad las cosas suelen acabar así.

-¿Y usted no desea que este caso se termine lo antes posible?

-A mí, en parte, me es un tanto indiferente lo que pase. No tengo apego con estas cosas. Ahora bien, como ciudadano me gustaría que se llegase hasta el final y se depuren todas las responsabilidades.

-Fiscalía, Consejo General del Poder Judicial, Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Tribunal Supremo... Usted les ha criticado a todos por pronunciarse en contra de sus actuaciones. ¿Acaso existe aquí una conspiración o confabulación?

-Quizá. Ahí se conoce todo el mundo y, cuidado, son todos amigos. El presidente de un órgano está todo el día con el otro y, a su vez, los magistrados y fiscales se conocen bien. A mí me expedientaron, aunque fuera por otras cosas y con argumentos dignos de pirados, justo cuando estaba investigando a Blesa.

-Vale. Se conocen, pero han sido varias personas distintas de instancias diferentes las que han ido revisando su labor estos meses.

-Errr... mire. Las cosas son como son. Hay un ambiente judicial que no responde al canon constitucional y esto lo dice hasta la Comisión Europea en su informe Greco.

-Cierto, pero ese documento hablaba de la justicia en general.

-Ya, ¿es que usted no cree que estuvieran pensando en mi caso?

-Lo que hablaban es de una conducta general, no particular.

-Pues en la justicia española padecemos una situación de jueces acomodados y colaboracionistas.

-Parece que tiene en poca estima profesional a sus compañeros.

-Depende del tipo de juez y yo veo tres: los indiferentes, los incómodos y los ortodoxos. Estos últimos parecen vivir en una época prerrenacentista, es decir, que tienen una mentalidad digna del siglo XIV.

-¿Un juez que haga bien su trabajo tiene que resultar incómodo?

-Si afecta a un señor que reclama un alquiler, no pasa nada. Pero si hablamos de personajes ilustres o controvertidos, la justicia queda en entredicho e incluso deja de existir.

-Pues hay jueces, como Pablo Ruz, que llevan causas de ese tipo (Gurtel, Caja Castilla-La Mancha, Pescanova...) y parece que sí han salvado esas 'presiones'.

-Pero es que el señor Ruz no está haciendo nada. Los procesos no avanzan y así no se molesta nadie.

-Van tan lentos como la Justicia.

-El problema real es que fueran rápidos. Una justicia lenta no es justicia y eso nunca ha sido tan escandaloso como en esta época. Que nos pongamos a perseguir a líderes chinos o dignatarios de otros países cuando aquí tenemos una justicia que no funciona, eso ya es el colmo.

-Harán falta más jueces, ¿no?

-Para nada, incluso sobran. En provincias los jueces no dan un palo al agua. Allí se pelean por un sumario, por ejemplo, un asesinato. No es un problema de dinero y medios, sino de organización y de tener una Ley de Enjuiciamiento Criminal del siglo XXI, no del XIX como ahora.

-Pues sabrá que a usted se le ha tachado de ser 'otro' juez 'estrella'.

-Ni lo soy ni me interesa, y menos tras 25 años en la carrera judicial.

-También se le compara con Garzón, ya fuera de la judicatura.

-Pues estamos en las antípodas como personajes judiciales. Él fue juez de instrucción en la Audiencia Nacional y eso a veces parece el 'Hola'. El parecido es que ambos investigamos honestamente y que, al final, se nos terminó acusando a nosotros.

-Volvamos a su instrucción sobre la labor de Blesa. ¿Por qué le encarceló dos veces, una sin fianza?

-Los indicios apuntaban a un crimen corporativo y organizado, y podía haber destruido pruebas. Es más, había riesgo de que se fugara porque los delitos que le imputaba tenían penas muy graves. Y no le puse fianza la segunda vez porque yo no creo en esas cosas. Liberarse de la prisión por tener mayor capacidad económica que otros no me parece justo.

-¿Los controvertidos correos de Blesa resultan tan decisivos?

-Más bien adornan. Dan cierto sustrato, pero no son fundamentales.

-¿Cree que usted terminará siendo condenado por ese caso?

-No, es muy difícil. Una cosa es decir tonterías contra mí y desbarrar, y otra cosa hacer una sentencia de condena. Si se atrevieran, quedarían marcados. Lo que tienen que hacer es archivar rapidito mi causa. Cada hora que pasa se está manteniendo un escándalo para España y Europa.

-Mire atrás, ¿se arrepiente de algo?

-No me arrepiento de nada.

-¿No cambiaría ninguna cosa?

-Bueno, hubiera quitado la primera fianza a Blesa y le hubiera encarcelado sin más. Nunca pensé que la pudiera pagar tan rápido.