Maduro detiene al líder opositor
El presidente venezolano da un golpe en la mesa al arrestar a Leopoldo López, que se entregó a la Policía arropado por sus seguidores
LA HABANA. Actualizado: GuardarCaracas se vistió ayer de rojo y blanco. El oficialismo 'rojo rojito' se aglutinó en torno a los trabajadores de Petróleos de Venezuela, que marcharon desde las diez de la mañana hasta el Palacio de Miraflores, donde Nicolás Maduro reiteró las denuncias sobre los planes desestabilizadores en su contra. Mientras, en el acomodado sector este de la ciudad el color blanco dominaba la marcha organizada por el opositor Leopoldo López, que reapareció ayer acompañado por cientos de simpatizantes para entregarse voluntariamente a la Policía. El Ejecutivo chavista lo acusa de homicidio tras los desmanes que sucedieron a una marcha estudiantil convocada por su partido la semana pasada en la que murieron tres personas. Ya dentro de la tanqueta, el líder de Voluntad Popular político invitó a los venezolanos a «despertar definitivamente». Ambas marchas, que discurrieron pacíficamente, evidenciaron la división que reina en el país.
El chavismo denunció una vez más la injerencia de Estados Unidos para «provocar el caos» y favorecer la intervención de «los cascos azules» y «campañas mediáticas». Carmen Meléndez, ministra de Defensa, ratificó el «total apego» de las Fuerzas Armadas «a la Constitución y leyes de la República, que de ninguna manera contemplan la toma del poder político que no sea por la senda electoral». El mandatario se felicitó por haber contenido, «por ahora», el golpe opositor.
Horas antes había corrido el rumor de que Maduro había cesado al director del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), el poderoso general de brigada Manuel Gregorio Bernal Martínez, al conocerse que un grupo de funcionarios del organismo habían desobedecido las órdenes de sus superiores durante las manifestaciones estudiantiles en las que murieron tres jóvenes. El presidente venezolano no solo desmintió la noticia sino que precisó que lo había ascendido por su «patriotismo». Arropado por una marea de seguidores, Maduro no dejó pasar la oportunidad para recordar a Estados Unidos y Colombia que «los problemas de los venezolanos los resolvemos los venezolanos» después de que ambos países exigiesen al Ejecutivo chavista una «solución democrática» al enfrentamiento que mantienen con la oposición. «Ya basta, carajo», enfatizó.
Mientras Maduro hablaba, Leopoldo López se entregaba a las autoridades apoyado por un grupo de simpatizantes y líderes de la oposición, entre ellos Henrique Capriles, cuya relación con el presidente de Voluntad Popular no pasa por su mejor momento.
Bajo la estatua del Apóstol de la Independencia de Cuba, José Martí, Leopoldo López explicó a sus seguidores que había barajado varias opciones. Una era irse del país, pero esa ni siquiera la llegó a contemplar porque «no me voy a ir nunca». La otra era continuar en la clandestinidad pero tampoco le convenció. «Hubiera dejado la duda en algunos que están aquí, de que nosotros teníamos algo que esconder», así que finalmente se entregó.
Antes de hacerlo, recordó que «esta lucha sí es por nuestros jóvenes, sí es por los estudiantes, por los reprimidos, por los encarcelados, por todo el pueblo de Venezuela que hoy está sufriendo colas, las escasez... Los jóvenes no tienen empleo ni futuro». Después y ya en solitario, tal y como había pedido, superó el piquete policial y se puso en manos de la Guardia Nacional. Los agentes lo metieron en una tanqueta desde la que todavía usó la megafonía para dar sus últimos mensajes. «Me desconecto. Gracias Venezuela».
El joven político ha sabido capitalizar el descontento de los venezolanos ante el encarecimiento del nivel de vida hasta el punto de desbancar a Henrique Capriles como líder de la oposición o al menos intentarlo. «¡El cambio está en cada uno de nosotros. No nos rindamos. Yo no lo haré!», fue su último 'tuit'.
Nicolás Maduro, sin embargo, dio una versión muy diferente de lo ocurrido. Según dijo, la ultraderecha y «la gente de Miami» quería «asesinar a Leopoldo López para responsabilizar al Gobierno, por lo que el presidente de la Asamblea Nacional estuvo hablando personalmente con su familia durante tres madrugadas.
«Ahora mismo Diosdado Cabello está manejando su coche llevando a Leopoldo López a una cárcel fuera de Caracas y se que sus padres, aunque no estemos de acuerdo, saben que salvamos la vida de su hijo», sentenció Maduro.