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De Guindos critica los bandazos fiscales de Bruselas y pide más impulso
Admite que reducir el déficit público es «ineludible»,pero añade que hay que hacerlo a un ritmo que sea compatible con el crecimiento
Actualizado: GuardarEl principal caballo de batalla de la economía se llama déficit, se llama ajustar ingentes gastos a menguantes ingresos, se llama presentar ante Bruselas a finales de 2016 una corrección de 37.000 millones de euros, cerrar el ejercicio con un déficit del 2,8% en lugar del 6,5% del pasado año. Para muchos expertos, más que un reto, «una hazaña». «Es ineludible», confirmó ayer Luis de Guindos a su entrada al Eurogrupo, el consejo de ministros de Economía de la zona euro. Pero hubo un matiz. Abogó por hacerlo a «un ritmo que genere percepción de sostenibilidad, adecuado, que no desfavorezca el crecimiento a corto plazo». ¿Solicitar entonces más tiempo para cumplirlo? «No». Fuentes del Ministerio consultadas por este medio fueron tan contundentes como las de la Comisión Europea. «Eso no es negociable. Ya se otorgaron dos prórrogas y no habrá un tercera», recalcaron.
Estos mismos medios del equipo de De Guindos matizaron que de lo que se trata es de «apostar por el crecimiento con medidas presupuestarias no necesariamente relacionadas con impuestos». En palabras del ministro, «hacer una combinación adecuada de tres factores: política monetaria (BCE), reformas estructurales y política fiscal». Bruselas, mientras tanto, espera expectante a que el Gobierno de Rajoy concrete estas declaraciones en reformas concretas como precisamente la fiscal. Subida del IVA, bajada de IRPF, nuevo Impuesto de Sociedades...
Para lo que sí habló claro el ministro fue para criticar sin ambages los bandazos que la Eurozona ha dado a lo largo de la peor crisis económica desde el crack de 1929. «Normalmente, exploramos todas las alternativas antes de adoptar la correcta», ironizó durante su intervención en un seminario organizado en Bruselas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Rivalidad con Dijsselbloem
El dardo envenenado lo lanzó sentado a menos de un metro del actual presidente del Eurogrupo, el holandés Jeröen Dijsselbloem, puesto además para el que suena con bastante fuerza el titular español. Dijsselbloem le miró, tomo algunas notas y siguió escuchando. «Normalmente, en materia de política económica se piden dos cosas, coherencia y previsibilidad. Y creo que, al menos en el caso de la política fiscal, no hemos sido muy coherentes ni predecibles», aseguró tras recordar cómo a España le 'invitaron' en 2007 y 2008 a derrochar -pasó de un superávit del 2% a un déficit del 11%- para después, con la crisis griega en 2010, dejar de gastar de forma «drástica y dramática»
Con la tranquilidad que le otorga el saber que España ya ha dejado atrás lo peor, el ministro pidió a la Eurozona hacer autocrítica y reconocer que «estamos retrasados respecto a Estados Unidos y Reino Unido a la hora de recuperar la producción y el empleo previos a la crisis». Por contra, recordó que Alemania sí se ha recuperado, mientras que Italia está un 9% por debajo y España, un 7%. «Esto se debe a las políticas aplicadas y los desequilibrios», advirtió. Una visión compartida por el secretario general de la OCDE, Ángel Gurria, que alabó los progresos españoles y pidió a los países más ricos que impulsen reformas, como la liberalización de servicios.
En relación a la posición económica que el país juega ahora en el conjunto de la UE, De Guindos aseguró que la «competitivida» lograda no será flor de un día ya que se ha alcanzado a base de moderación salarial y no mediante la devaluación de la tasa de cambio nominal, como ocurría con la depreciación de la peseta. «Esta manera de ganar competencia es mucho más sostenible», aventuró.
Pero sus críticas no cayeron en saco roto. «Quizá la Eurozona hubiese actuado de forma diferente si hubiera conocido el verdadero estado de los bancos», deslizó un sonriente Dijsselbloem. 'Touché'.