
Leer no adelgaza
Ocho de cada diez mujeres no terminan las dietas que comienzan por falta de constancia y de motivación Los expertos alertan del peligro de perder peso a través de libros y sin consultar a nutricionistas
MADRID. Actualizado: GuardarLas dietas milagro, al final, acaban engordando. Cuando una persona empieza a hacer régimen, desea que rápidamente se noten en ella cambios físicos. Por eso, las dietas milagro han proliferado notablemente en los últimos tiempos y las librerías se han llenado de métodos de adelgazamiento, así que parece que solo con leerse las instrucciones se puede bajar de peso. Lo que muy pocos se plantean es qué ocurre después, cuando se terminan esos meses de estrecheces alimentarias. Y lo que suele pasar es que se vuelve a engordar, normalmente más de lo que se había adelgazado. Esto es lo que se conoce comúnmente como el 'efecto yoyó'.
«Los libros son buenos para leer novelas, pero no para hacer dietas», explica el doctor Alberto Goday, que presentó este miércoles en Madrid el estudio 'XL-S Medical: factores de éxito y fracaso en el intento de adelgazar', cuyo objetivo principal es concienciar a quien pretenda perder peso de los riesgos de hacerlo sin contar con un asesoramiento adecuado.
El caso de la dieta Dukan es paradigmático de la nueva, y peligrosa, tendencia a guiarse solo por libros y no consultar con los expertos. El autor de la dieta milagro más seguida en los últimos años ha sido recientemente expulsado del colegio de médicos de Francia. Su método, basado en una dieta de alto contenido proteico, ha sido criticado por muchos de sus colegas, quienes consideran que puede crear desequilibrios alimentarios en sus pacientes.
En cualquier caso, son muchos los españoles, y las españolas, que inician algún tipo de dieta. La encuesta, realizada por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) y centrada en las mujeres, señala que el 76% de ellas no está conforme con su peso y querría perder una media de 10 kilos en cinco meses. Pero muy pocas consiguen llegar hasta el final con éxito. El informe concluye que ocho de cada diez no termina la dieta. La falta de constancia y de motivación son las razones más comunes para dejar un régimen a la mitad, explican los autores del informe, que insisten en que se cometen una serie de errores muy comunes. El primero de ellos, explica el doctor Goday, es que las personas que comen mal creen que comen bien. Así, un 65% de las mujeres opina que se alimenta de forma saludable. Otro de los fallos típicos es que las raciones de cada comida normalmente están por encima de lo deseable.
Según el INE, el 53,7% de los españoles mayores de 18 años tiene sobrepeso. Para combatirlo, en palabras del doctor Goday, hay que llevar a cabo una alimentación equilibrada, hacer ejercicio, dejarse asesorar por un profesional y consumir productos específicos y seguros que aumenten la motivación.
Desde los colegios
Además, los expertos reclaman que el problema de la obesidad se combata desde los colegios. Los profesores y padres deben educar a los niños para que crezcan sabiendo qué comidas son perjudiciales para su salud, no solo por engordar sino por otras enfermedades relacionadas con la alimentación, como la diabetes o la hipertensión.
El sobrepeso también está vinculado con la crisis. «Las condiciones económicas y educativas están directamente relacionadas con la obesidad», señala el doctor Goday. Así, los productos ricos en proteínas, como la carne y el pescado, y las frutas y verduras son más caros y además, las personas con mayor nivel económico son las que realizan actividad física con más regularidad.
El doctor instó a las administraciones públicas a ayudar a la población a combatir la obesidad, enfermedad que calificó como «la epidemia del siglo XXI», bajando el IVA de los productos más sanos o haciéndolos más atrayentes a través de la publicidad, como «ya se hace», aseveró, «en algunos países de Europa».
Por su parte, la nutricionista Carmen Pardos asegura que se vive en una realidad que estigmatiza a las personas obesas pero que a la vez, no ayuda a que perdamos peso, y pone como ejemplo las tallas de ropa, que «cada vez son más pequeñas».