Carmen Amoraga, en una entrevista tras la consecución del Nadal. :: EFE
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«Lo más extraordinario que se puede hacer es sobrevivir»

La autora valenciana presenta esta tarde en la Biblioteca Provincial el último Premio Nadal, su novela 'La vida era eso' Carmen Amoraga Escritora

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Carmen Amoraga se alzó hace unas semanas con el 70º Premio Nadal gracias a 'La vida era eso' (Destino), una novela narrada «desde las tripas». De gira por Andalucía, la escritora valenciana recala hoy (19 horas) en la Biblioteca Provincial de Cádiz para protagonizar una nueva cita del ciclo 'Letras Capitales'.

-Para 'La vida era eso' ha vuelto a inspirarse en personajes reales. Como en 'El tiempo mientras tanto', parte de una persona que se va.

-En 'El tiempo mientras tanto' había personajes reales que pululaban porque de alguna manera siempre hay personajes reales, pero en esta novela han sido personas reales las que han inspirado el libro. Lo que les ocurre a los personajes de 'La vida era eso' les ha pasado a los padres de un amiga de colegio de mi hija. Cuando yo empecé a leer los post que ella escribía en el muro de facebook de él y que él le dictaba, y luego los que ella siguió escribiendo cuando él falleció..., lo que yo leía ahí no eran mensajes, lo que yo leía era la esencia de la literatura que es contar cosas para sentirte mejor y que te cuenten cosas para que te sientas mejor.

-¿Cómo ha conseguido que la novela no caiga en el dramatismo?

-Porque las novelas se construyen con los personajes y estos, aunque sean de ficción tienen su propia personalidad y te piden un tono u otro. Los de esta novela tienen mucho sentido del humor y de la ironía lo que hace que ni ellos, ni la novela, caigan en el melodrama.

-En ambas historias, en 'El tiempo mientras tanto' y en 'La vida era eso' se impone el espíritu de la esperanza. ¿Es consciente de ese paralelismo?

-Siempre escribimos la misma novela, una y otra vez, con argumentos y pretextos distintos. En medio de estas dos novelas he escrito 'El rayo dormido', que en principio no tenía nada que ver con los accidentes, con las muertes, las despedidas, pero que al final sí tuvo que ver. Yo siempre escribo la novela que cuenta historias de personas corrientes que hacen lo más extraordinario que se puede hacer que es sobrevivir. Sobrevivir con la vida que te toca y con las trampas que te pone en el camino. De alguna manera lo que hago es rendir homenaje a las personas que hacen eso, que se caen y se levantan.

-Ha hablado del poder terapéutico de la literatura, de quien la lee, pero también para quien la escribe. ¿Se considera una defensora de los diarios?

-Yo soy partidaria de que las personas se expresen por la vía que mejor les venga. Yo he escrito diarios, no los he publicado porque pienso que mis opiniones personales no les interesan a nadie pero creo que escribir ayuda, desahogarte ayuda porque te distancias de lo que te ocurre.

-Esos diarios han evolucionado con las nuevas tecnologías pero, ¿hasta qué punto considera necesarias las redes sociales?

-No creo que las redes sociales sean necesarias. Creo que son una herramienta que las tecnologías han puesto a nuestra disposición y a nuestro alcance y que las personas que creen necesitar esas herramientas las utilizan. A mi alrededor hay muy pocas personas que no tengan facebook, pero las hay. La evolución de la vida nos da herramientas que antes no teníamos, pero eso no implica una obligación de usarlas. Si uno tiene un carácter comunicativo las va a usar porque le van a beneficiar, pero el que tenga un carácter introvertido y poco hablador no las va a utilizar porque no le van a aportar nada.

-¿Qué opina de las personas que cuentan su vida en una red social? A las redes sociales se les echa la culpa de que se haya perdido el contacto humano.

-Pienso que las personas que cuentan toda su vida en facebook cuando van a la frutería a pedir un kilo de patatas, también le cuentan toda su vida al frutero, no ponen límites en las redes sociales porque tampoco la ponen en su vida personal. Aunque, ¿quiénes somos nosotros para decirle a los demás el límite que tienen que poner? En cuanto a lo del contacto humano, lo dudo. ¿Cuánto tiempo hace que no te abrazas con alguien que no sea de tu familia o incluso de tu familia? No vamos por la vida abrazándonos por ahí ni mostrándonos afectuosos. Es más, creo que las redes sociales, con la tranquilidad que te da hacerlo desde tu casa, desde tu rincón y tu momento ha hecho que nos hagamos más afectuosos con los demás. Pero nada, nada, sustituye el contacto humano. Las redes sociales no han sido creadas para que sustituya ese contacto, sino para complementarlo.

-Dice que aprender a perder es aprender a vivir. ¿Cree que los seres humanos tampoco estamos preparados para ganar?

-Creo que gestionamos peor el fracaso y la pérdida. Creo que el éxito se nos sube a la cabeza algunas veces, pero el fracaso hace que la perdamos siempre.

-¿Aporta 'La vida era eso' una receta para acometer ese aprendizaje?

-No es un libro de autoayuda, aunque parto de la base de que leer ayuda porque da distancia. No da lecciones de nada a nadie, yo cuento una historia en la que la protagonista comprende que tiene que elaborar el duelo y pasar por todas sus fases para aprender a vivir. Entiende que tiene que sobrevivir y que seguir adelante para que el mundo sea distinto y en él tenga cabida la felicidad. El libro muestra esas fases del duelo que implica una pérdida. Hay pérdidas vitales y otras más superficiales. Perdemos la infancia, la juventud, la pareja que nos deja porque no nos quiere, perdemos el trabajo, la talla que usábamos. Pero hasta las pérdidas más tontas necesitan esa elaboración.

-El personaje que ha inspirado la novela es una conocida suya, ¿ha supuesto eso una mayor responsabilidad a la hora de escribirla?

-Me dio más problemas porque ella es una persona muy sociable, al contrario que en la novela, y yo quería evitar esa identificación entre la persona y el personaje. Por eso quise escribir un personaje distinto a ella y también para que me permitiese la libertad de hacer ficción. Ella no la ha leído porque le dolía, y yo no quiero que le duela a nadie. Esta novela necesita un lector que le apetezca meterse en la historia, para que sufran no quiero que la lean.

-En su perfil de twitter dice que ya tiene un renglón en la wikipedia gracias al Nadal. ¿Va a suponer este premio un punto y aparte en su carrera?

-Va a suponer un punto y seguido. Es verdad que mi carrera está relacionada con los premios pero cinco personas valoraron que esta novela merecía el premio Nadal, pero ahora hay miles de personas en la calle que son las que van a valorar si me lo han dado con o sin motivos. Y eso es lo que marcará un punto y aparte o un punto y final a mi carrera.

-¿Escribe Carmen Amoraga con el deseo de perdurar?

-No, escribo por dar salida a una necesidad íntima de escribir y de plasmar por escrito todas esas historias que se me meten en la cabeza y el corazón. Incluso, creo, que esta novela la he escrito desde las tripas.