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La Fed seguirá recortando ayudas porque no ve «un riesgo sustancial» para EE UU
A Yellen, que advierte de que la política monetaria «no es la panacea», le preocupan poco las consecuencias en las economías emergentes
WASHINGTON. Actualizado: GuardarEl cambio de timonel al frente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos no variará un ápice su estrategia actual, y poco importarán las consecuencias negativas que ello pueda tener sobre las economías emergentes. Así lo dejó ayer claro su nueva presidenta, Janet Yellen, quien en su primera comparecencia parlamentaria -primero ante la Cámara de Representantes y mañana en el Senado- aseveró que, al menos en lo que se refiere a la política monetaria, «quiero subrayar que espero un gran nivel de continuidad» respecto a lo que ya venía aplicando desde hace meses su antecesor, Ben Bernanke.
Esto es, que de forma progresiva se seguirán reduciendo las inyecciones de liquidez a la economía que, a través de compras periódicas de deuda estadounidense, venía realizando desde septiembre de 2012 ante el temor de que la primera economía mundial sufriera una importante recaída en la crisis reciente. A razón de alrededor de 10.000 millones de dólares (cerca de 7.400 millones de euros) menos cada vez, la Fed ha limitado sus adquisiciones a 65.000 millones de dólares mensuales (casi 7.700 millones de euros).
Y la merma continuará hasta finales de año, cuando está previsto que hayan terminado esas aportaciones de fondos. Claro que los analistas prevén que el ritmo de esos recortes se vaya aminorando e incluso que puede haber un cierto parón el mes que viene. Yellen no negó lo primero, aunque sí vino a desmentir lo segundo. En las próximas reuniones -previstas para el 18 y el 19 de marzo- «probablemente se reducirá el ritmo de compras de activos en nuevos pasos comedidos».
La nueva jefa de la Fed, no obstante, evitó quedar comprometida por sus propias palabras al advertir, a continuación, de que «el curso de los acontecimientos no está escrito» y que sus decisiones dependen de la evolución de la economía.«Si el comité (de la Fed) juzga que hay un cambio en las previsiones, reconsideraremos lo que es adecuado hacer», aseveró, para añadir a continuación que en cualquier caso «las compras (de deuda) no son un camino predeterminado».
Con esa misma tesis, evitó abundar en los perjuicios que el 'desagüe' de liquidez en la economía estadounidense tendría sobre los países emergentes, como ya ocurrió hace pocas semanas con Brasil, India y Turquía. «Entendemos que en estos momentos» la reciente volatilidad en el mundo «no significa un riesgo sustancial para nosotros», apuntó mostrando una relativa tranquilidad, si bien añadió que sí «observa atentamente» la situación.
El paro, aún sin solucionar
Consciente en esta ocasión de que su público directo eran unos congresistas más preocupados por el devenir de la economía patria que por lo que pudiera ocurrir fuera de las fronteras de EE UU, Yellen prefirió ver la botella medio llena. Dijo que en el problema del paro, prioritario para el país, ha habido «un progreso sustancial» -más de 3,2 millones de nuevos contratos desde agosto de 2012, en el peor momento de la recuperación- y el último año ha sido «esperanzador».
Advirtió a los representantes del Congreso, no obstante, de que «hay que hacer más» porque «demasiados estadounidenses siguen en paro» y que «la recuperación del mercado laboral no está ni mucho menos completa». Eso sí, a favor juega el hecho de que el Producto Interior Bruto (PIB) de EEUU creció en los dos últimos trimestres de 2013 a un ritmo anual del 3,5%, lo que supone un acelerón respecto a la primera parte del año.
Las previsiones que maneja la Reserva Federal indican que tanto la economía como el empleo crecerán en Estados Unidos «a un ritmo moderado» este año y el siguiente, mientras que el paro seguirá bajando -la tasa está ahora en el 6,6% y Yellen dejó claro que los tipos de interés se mantendrán en el mínimo del 0% «hasta bien pasado» el 6,5% de desempleo- y la inflación volverá a subir hacia el 2%, el objetivo ideal de este banco central.
Eso sí, al igual que hiciera su antecesor en el cargo, quiso repartir deberes y responsabilidades. «Tratamos de hacer lo que podemos para sostener una reactivación económica más rápida», pero la política monetaria «no es la panacea», alertó.