EL DISCURSO DE AGNÉ

El momento deportivo del Cádiz es cuanto menos complicado. Obviando dramatismos, para Agné la situación no se tilda como tal, el equipo tiene casi perdido el liderato (recuerdo que te da dos opciones para subir) y peligra su cuarta plaza en los puestos de 'play off' de ascenso. Errores individuales y el mal juego están condenando al Cádiz en las últimas jornadas. ¿Sólo eso? Seguramente los errores pueden estar influenciados por un entorno que evidentemente no es el mejor. Cierto es que la plantilla tiene casi tres nóminas adeudadas, pero que nadie olvide que antes de los impagos y la subasta, el Cádiz no se salía ni mucho menos de la clasificación.

Raúl Agné, inteligente, ha cambiado el discurso. De repetir en semanas anteriores que esta situación no iba a afectar al vestuario, ha girado toda su comparecencia previa al choque frente al Lucena en los problemas extradeportivos. No le faltará razón en quejarse, pero con todos mis respetos, suena a excusa. No dudo de su capacidad para sacar esto adelante, fuera dramatismos según él, pero achacar todos los males a lo que rodea al equipo ahora, suena como un encubrimiento total a la situación deportiva. Lógicamente, su labor es defender a sus jugadores, faltaría más, y su discurso público tiene que ser quejarse y alegar razones para justificar las derrotas, aunque por dentro piense otra cosa. No obstante, la autocrítica está brillando por su ausencia en las últimas semanas, cuando realmente es el propio Cádiz el que se está dejando los puntos. Según Agné esto no le supera, pero por momentos parece que el panorama le está crispando y cambiando de una manera importante. Con todo, sigo pensando, contra viento y marea, que puede ser el técnico del ascenso, pero para ello algo tiene que cambiar en este equipo, una reacción que modifique una dinámica que conduzca al fracaso.