Una mujer hace una foto en la rampa que lleva al juzgado y un balcón cercano tomado por las cámaras. :: M. DÍEZ / EFE Los informadores aguardan en la puerta del juzgado de Palma por la que entrará la infanta. :: GERARD JULIEN / AFP
ESPAÑA

La infanta Cristina se enfrenta a un duro interrogatorio de más de 300 preguntas

La declaración se perfila como una guerra de trincheras con extrañas alianzas y golpes de timón inesperados Será una jornada inusual, con un fiscal que no acusa, acusaciones que tampoco incriminan y un juez que no pretende ser árbitro

PALMA DE MALLORCA. Actualizado: Guardar
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Llegó el día y, desde luego, no va a ser un paseo militar para la infanta Cristina. La hija del Rey de España, aunque no va a responder a las acusaciones populares o la defensa de Diego Torres, se enfrenta hoy (desde las 10.00 horas) a más de 300 pregunta. El juez, el fiscal y la Abogacía del Estado van a llevar la batuta en la declaración sobre fraudes fiscales y blanqueo, y no van a ser especialmente amables.

El panorama que se ha perfilado en las últimas horas es extraño, es una especie de guerra de trincheras en la que los dos bandos contarán con inesperados aliados y con golpes de timón inopinados. Todo es un poco raro; un fiscal que no acusa, pero que a última hora ha decidido ser duro; acusaciones que tampoco incriminan; defensas que sí imputarán delitos; y, sobre todo, un juez en el papel del Ministerio Público y alejado de su labor de árbitro de la causa.

El magistrado José Castro, en una maniobra también inusual, decidió ayer que él abre el interrogatorio con una batería de cien preguntas, según explicaron fuentes del proceso. El juez quiere 'fresca' a la infanta Cristina, precisaron. Y se va a situar en la trinchera contraria a la de la imputada.

El fiscal Pedro Horrach, aunque no acusa, se sienta con las acusaciones. En principio, la infanta podría pensar que tiene un aliado en él, pero no va a ser así. Horrach no va a ponérselo fácil. Ha decidido sacudirse la imagen de abogado defensor de Cristina de Borbón con una andanada de cuestiones muy incisivas. Y muy alejadas de aquellos escritos en los que exculpaba de todo a la hija menor de los Reyes.

Horrach trabajó ayer en su despacho para perfilar un cuestionario de 145 preguntas, con posibles repreguntas, con las que tocará todos los temas espinosos para la infanta; esto es, su participación como vocal en el Instituto Nóos; la contratación en negro del servicio doméstico; el uso de la tarjeta bancaria de Aizoon; las fiestas, viajes y cursos de salsa pagados con dinero de la inmobiliaria pantalla, la reforma de Pedralbes, las instrucciones de la Zarzuela para dejar Nóos o su relación con otros imputados. «Va a haber mucho fuego amigo desde Anticorrupción», avisan fuentes conocedoras del proceso.

Ejército de abogados

Pero también en el bando de aliados de la infanta toman posiciones acusaciones que no acusan. El abogado del Estado, el representante en este proceso de la Agencia Tributaria como damnificado, en principio no debería de poner contra las cuerdas a la hija menor del jefe del Estado, pero durante esta semana se ha coordinado con Horrach para completar su cuestionario con otras 50 demandas de orden fiscal relacionadas con Aizoon. Preguntas igualmente incómodas.

Pero el campo de batalla en el que se mueve la hija del Rey es aún más complejo. Eso sí, Cristina de Borbón comparece con un verdadero ejército de abogados. Hasta cuatro letrados podrían trabajar para ella. Estarán seguro los penalistas Miquel Roca y Jesús Silva, y es probable que también participen los letrados Jaume Riutort y Pau Molins.

Y, por supuesto, la infanta Cristina cuenta con la ayuda inestimable del abogado de su marido, Mario Pascual Vives, quien, desde luego, no va a poner en aprieto alguno a la imputada, a pesar de que parte de la estrategia de defensa de Cristina de Borbón pase por culpar a su marido de todas las irregularidades fiscales que se cometieron en la sociedad familiar de la que es propietaria el matrimonio.

La tierra de nadie asimismo estará a rebosar. Buena parte de los abogados de los 40 imputados han comunicado al juzgado que van a estar presentes en esta histórica declaración, aunque la inmensa mayoría de estos letrados no tienen interés real en lo que se refiere a sus clientes sobre lo que pueda decir la duquesa. En ese bando de los neutrales están muchas de las acusaciones que serán convidados de piedra en esta declaración. Es el caso de los Gobiernos balear y valenciano, que siempre se han mostrado conciliadores incluso con Urdangarin; el PP, que ni siquiera suele acudir a las comparecencias; o el PSOE valenciano, que solo está interesado en acusar a los responsables populares de esa comunidad.

La defensa de Torres

De vuelta a la trinchera que lidera Castro, el juez cuenta con apoyos. Si Cristina de Borbón se aviniese a responder a todas las partes, cosa improbable, el instructor tendría un extrañísimo compañero, el abogado de uno de sus imputados, Manuel González Peeters, defensor de Diego Torres, el exsocio de Urdangarin. González Peeters, si la duquesa acepta contestar, tiene preparado un ataque directo.

En el mismo bando contrario a la duquesa velan también armas, aun sabedoras de que es muy improbable que entren en liza con sus preguntas, las dos acusaciones populares. Virginia López Negrete, la abogada de Manos Limpias, otrora aliada incondicional de Horrach, ahora forma tándem con Castro desde que la Fiscalía decidiera no apoyar la imputación de la hija del Rey.

Aliado extraño del sindicato ultraderechista y del propio juez será un contendiente de última hora, el Frente Cívico Somos Mayoría, el colectivo que impulsa Julio Anguita, y que, de tener oportunidad de preguntar, se barrunta que será muy incómodo para la infanta.

El resultado de esta guerra de trincheras, insisten en los juzgados de Palma, dependerá en última instancia de la habilidad de la imputada para no caer en las trampas de Castro, pero también de las del hasta ahora aliado Horrach.