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Fallece un presunto asesino en Cáceres cuando era detenido por la Guardia Civil
Rafael Robles García estaba en busca y captura por la muerte de un hombre y se cree que podría haber cometido otro crimen en Toledo
PLASENCIA. Actualizado: GuardarRafael Robles García, el prófugo de 53 años cuya búsqueda ha movilizado en los últimos días a las fuerzas de seguridad de Extremadura, falleció ayer durante su detención por parte de la Guardia Civil en una finca situada a dos kilómetros del casco urbano de Plasencia (Cáceres). Estaba acorralado en un cobertizo tras abandonar cerca de allí el coche en que venía huyendo perseguido por la Policía.
Robles es el presunto autor del asesinato en Badajoz este jueves de Manuel Tejeda Carmona, de 57 años, y también del asalto y disparos a un joven y su bebé que resultaron ilesos el pasado 22 de enero en Plasencia. La Policía y la Guardia Civil sospechan que también pueda estar detrás del asesinato la semana pasada de un joven en la localidad toledana de Cazalegas, cuyo vehículo apareció el martes carbonizado en Badajoz. La información ofrecida por la Delegación del Gobierno en Extremadura en un principio fue que Robles pudo sufrir un infarto que le causó la muerte en el momento de la detención, una vez que los agentes ya le habían reducido y esposado.
Sin embargo, por la tarde, el delegado Germán López Iglesias, confirmó que los agentes llegaron a efectuar disparos y que el cuerpo del fallecido presentaba un tiro en la espalda, en la zona del omoplato. López Iglesias no se pronunció sobre si esa fue la causa directa de la muerte, lo cual no se sabrá con certeza hasta que se practique la autopsia. Los propios agentes intentaron reanimarle, pero murió casi en el acto.
Los acontecimientos que propiciaron la captura y posterior muerte de Robles se precipitaron cuando a primera hora de la mañana de ayer una pareja de agentes vio por la zona de Jaraíz de la Vera el Ford Focus blanco ranchera que había desaparecido el jueves del lugar del asesinato del vecino de Badajoz. Comenzaron a seguir al coche, pero el conductor se percató y emprendió la huida a toda velocidad en dirección a Plasencia. Se inició una persecución. Aproximadamente un kilómetro antes de llegar a la rotonda de entrada a la ciudad, el fugitivo se desvió y cuando ya no pudo avanzar más a causa de la vegetación, abandonó el vehículo y huyó a pie por los olivares de la zona.
A partir de ese momento se puso en marcha un impresionante dispositivo de rastreo en el que participaron 80 agentes del Cuerpo Nacional de Policía y 50 de la Guardia Civil, con el apoyo de la Policía Local de Plasencia.
Amplio dispositivo
La búsqueda se extendió por todo el norte de Plasencia y los accesos a la ciudad, donde prácticamente en cada rotonda había presencia de la Policía o de la Guardia Civil. Los coches eran inspeccionados desde fuera, mientras que agentes protegidos con chalecos antibalas revisaban tomando grandes precauciones la carga de todas las furgonetas y camiones que detenían por si el prófugo se escondiera en una de esos vehículos. Alrededor de las 12.30 horas comenzó a prestar apoyo aéreo un helicóptero de la Guardia Civil. Ya entonces todas las fuentes apuntaban a que la captura era inminente.
La confirmación llegó poco después de las 13.00 horas. Agentes de la Benemérita localizaron al presunto asesino en una especie de cobertizo de la finca El Espartal. Los guardias civiles, según explicó el delegado del Gobierno, realizaron varios disparos y lograron acercarse lo suficiente como para reducirle.
No se ha aclarado si el fugitivo llegó a disparar o no algunas de las dos armas cortas que llevaba encima. Otra se la había dejado dentro del coche. Según López Iglesias, una vez esposado cayó de rodillas quejándose de un dolor en el pecho, y se desmoronó al suelo. Como no sangraba, los agentes no se percataron de que tenía un disparo en la espalda hasta que lo descubrió la forense, siempre según el relato de los hechos ofrecido por el delegado gubernamental.
A falta de que culmine la investigación se baraja la posibilidad de que le hubiese alcanzado de rebote de un disparo de los agentes que lo perseguía.