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El Rey exhibe su recuperación un mes después del fiasco de su regreso en la Pascua Militar
Don Juan Carlos aprovecha su segundo discurso del año para pedir una participación «amplia» en las europeas
MADRID. Actualizado: GuardarEl fiasco de la reaparición del Rey en la Pascua Militar, con aquella actuación titubeante durante la lectura casi agónica de un breve discurso sin demasiadas florituras, ha quedado atrás. Al menos, de momento. Don Juan Carlos logró ayer lo que hace tan solo un mes le resultó simplemente imposible, terminar con normalidad, dentro de las limitaciones físicas a las que aún le constriñen sus reciente operaciones de cadera, uno de esos actos que son tradición: la recepción en el Palacio Real al cuerpo diplomático acreditado en España.
Ni él ni sus colaboradores querrían que fuera así. Sueñan con que llegue el día en el que la salud del Monarca sea un asunto menor, eclipsado en todo caso por el contenido de sus intervenciones. Pero ese día aún no ha llegado. Todas las miradas estaban puestas al mediodía de ayer en su estado físico y mental. Sobre todo, porque tanto la Zarzuela como el propio ministro de Defensa, Pedro Morenés, achacaron en enero sus balbuceos y resoplidos al estado de nervios en el que se encontraba, además de a la deficiente iluminación del folio que debía leer, algo vital si se tiene en cuenta que el Rey rehúsa ponerse gafas.
La cuestión de la luz estaba en este caso resuelta. Se ha cambiado la bombilla del atril -que es portátil para evitar que don Juan Carlos, aún necesitado de muletas, se desplace y se limite a ponerse en pie- y se ha elevado ligeramente a fin de eludir las sombras molestas que, en principio, le hicieron perder el hilo. Pero lo de los nervios es una cuestión personal. Y esta vez, a pesar de la presión del momento, y del mal trago que le supone la imputación de la infanta en el 'caso Nóos' y su inminente declaración ante el juez, pareció mantenerlos a raya.
Optimismo
En su discurso ante los embajadores, don Juan Carlos, defendió que España ha dejado de ser considerada un problema, que nadie contempla ya un rescate y que, pese a los problemas «graves» que aún subsisten, en concreto el paro, hay motivos para el «optimismo». Es un mensaje muy en la línea del lanzado por el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, presente en el Palacio Real junto a su mujer, Elvira Fernández, durante su balance de fin de año en 2013, lo que no tiene nada de extraño porque, a excepción del discurso de Navidad, el Ejecutivo es responsable del grueso de las intervenciones del Monarca.
Tampoco es llamativo que, dado el papel de máxima relevancia que le otorga la Constitución en las relaciones internacionales, don Juan Carlos aprovechara la ocasión para pedir el respaldo a la candidatura de España al Consejo de Seguridad de la ONU para el bienio 2015-2016. «Si tenemos el honor de ser elegidos, serviremos a la comunidad internacional con una voz independiente, promoviendo el diálogo y tendiendo puentes», prometió.
Quizá resulta más sorprendente que el Rey hiciera un llamamiento con destinatario casi exclusivamente interno, los ciudadanos españoles. «En mayo elegiremos el Palamento europeo con mayor poder en su historia. Ahora más que nunca -advirtió- importa alcanzar una amplia participación». El Rey subrayó que España quiere acelerar el proceso de integración europea e hizo hincapié en la unión bancaria que, debería ayudar, en un futuro, a mutualizar riesgos y evitar diferencias drásticas de financiación de empresas y particulares en función del país de la zona euro al que pertenezcan. Los comicios, los primeros de ámbito nacional desde 2011, tendrán lugar el 25 de mayo.