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Rajoy carga contra Rubalcaba para mostrar al PP que su enemigo es el PSOE
El jefe del Ejecutivo manda callar al líder de los socialistas por negar la recuperación, en un discurso propio de precampaña
Actualizado: GuardarMariano Rajoy, superviviente de mil batallas políticas, quiso demostrar ayer que la mejor manera de mantener prietas las filas, en especial cuando suenan tambores de ruptura, es arremeter contra el enemigo. El presidente del Gobierno, durante la clausura de la convención nacional del PP, vino a decir a los miembros de su partido, aunque sin citar directamente a los ausentes, que no importan ni el plantón de José María Aznar, ni la renuncia de Jaime Mayor Oreja ni, mucho menos, la irrupción en el mapa político de Vox, que son algunas de las polémicas que han copado los prolegómenos del cónclave popular. Rajoy recalcó que su único rival electoral es el PSOE -concede una importancia mayúscula a los comicios europeos del 25 de mayo- y que el discurso del PP debe poner en valor los dos años de ajustes y reformas que han librado a España del rescate o, como mal mayor, de su salida del euro.
El presidente del PP, ante más de dos mil dirigentes populares, empleó un tono inusualmente mitinero para arremeter contra Alfredo Pérez Rubalcaba, a quien acusó de ser responsable del «calvario» que han pasado los españoles durante los dos primeros años del Gobierno popular. «O te callas o reconoces el mérito de la gente», espetó el jefe del Ejecutivo que no suele tutear a ningún oponente. El jefe del Ejecutivo está muy molesto con Rubalcaba, con el que hasta la fecha mantenía una buena sintonía personal e institucional, por negar la incipiente recuperación económica y por vaticinar que lo peor para los españoles «está por venir».
El ataque directo gustó al auditorio, que lo ovacionó en varias ocasiones. Tras varias jornadas envueltos en dudas sobre una supuesta ruptura entre el ala más conservadora y la más centrista del partido, su líder le servía en bandeja al supuesto culpable de los ajustes y reformas que había tenido que adoptar el Gobierno del PP en los dos últimos años. Unos tijeretazos que incluían incumplimientos del propio programa electoral del PP, como la subida del IRPF y del IVA.
Rajoy instó a los suyos a mantener viva en el subconsciente colectivo de los españoles la herencia recibida hace dos años. «Recibimos un país tambaleándose y al borde la quiebra», espetó el jefe del Ejecutivo. Una crisis que endosó en el debe del vicepresidente del Gobierno anterior, es decir, en Rubalcaba. «No le digas a los españoles que se sacrifican en balde, no ocultes la verdad de la recuperación como antes le ocultaste la del hundimiento», remachó.
La arenga, propia de un padre que quiere evitar que sus hijos equivoquen sus objetivos vitales, continúo con un claro llamamiento a ponderar que los sacrificios que el PP pidió a los españoles eran imprescindibles para retornar a la senda del crecimiento. «Y no es que lo diga el Gobierno, nos lo dicen desde fuera, lo alaban nuestros socios en la Unión Europea, lo aplauden las instituciones económicas y financieras», acotó Rajoy que, con un lenguaje simple y directo, empleó un juego de palabras para apuntalar su tesis. «Muchos creían que la crisis se iba a llevar por delante a España y al final es España la que se va a llevar por delante a la crisis», afirmó.
Unidos y de confianza
Una de las quejas de los dirigentes locales y provinciales del PP es que la gente de la calle no entiende al Gobierno cuando exhibe los indicadores macroeconómicos para vender los primeros signos de recuperación económica. Rajoy reconoció que «hay mucha gente» que se pregunta cuándo va a sentir esa mejoría en su día a día. Su respuesta fue poco esclarecedora, aunque con visos positivos. Alertó de que la cuestión mollar de la actual coyuntura, el desempleo, no mejorará ni en un día, ni en un mes, pero aseguró que ahora, sin faltar a la verdad, el Gobierno sí puede decir que «mejoraremos paulatinamente y la gente lo notará».
El jefe de filas del PP pasó de puntillas por las cuitas internas, aunque sí lanzó varios misiles con destinatarios fácilmente reconocibles. Animó a los asistentes a la convención que, cuando retornen a sus pueblos y ciudades, cuenten que en Valladolid han visto «un partido fuerte, porque está unido, y en el que se puede confiar, porque se fragua con voluntades y convicciones puestas al servicio de un ideal que se llama España».
Un convencimiento que comparte María Dolores de Cospedal. La secretaria general, que leyó el manifiesto europeo del Partido Popular, agradeció a sus correligionarios que hayan mostrado a toda España que el partido está más «fuerte, sólido y unido que nunca». Un análisis que calcaron los barones autonómicos que hicieron declaraciones al finalizar el cónclave. «De Valladolid nos vamos más unidos de lo que vinimos», enfatizó José Antonio Monago, presidente de Extremadura.