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«Dicen que el IBI baja, pero yo no lo veo en el recibo»
Además de las dificultades para asumir un impuesto que no se ajusta con la realidad, la familia no puede acceder a becas o ayudas sociales El valor de la vivienda de Mari Carmen Parro pasó de 29.000 euros a 311.000 de 2007 a 2008
CHICLANA. Actualizado: GuardarSu contribución a través del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) en 1997 era de unos cien euros anuales; dieciséis años después, en 2013, el recibo ya casi se ha multiplicado por diez. En concreto, 938 euros. Es el caso concreto de la familia de Mari Carmen Parra, miembro de la junta directiva de la asociación Iniciativa social por una Chiclana y un IBI Real; pero la problemática del desajuste entre los valores catastrales actuales y la realidad afecta a la mayor parte de las propiedades en el término municipal de la ciudad. Y es que la última actualización se hizo en 2007, en pleno 'boom' inmobiliario. Desde entonces las fincas permanecen con valores que nada tiene que ver con el mercado actual.
En 1997 Mari Carmen y su marido compraron una parcela de 1.649 metros cuadrados y 257 construidos en la zona de Carabineros. Por aquel entonces, el valor de la propiedad estaba fijado en 24.280 euros. Actualmente, y tras la revisión de 2007, alcanza los 320.510.
«Cuando vi en 2008 que el recibo casi se había duplicado -sumaba 325 euros- me llevé tal sorpresa que fui a informarme en el Ayuntamiento», explica la propietaria de la finca, «lo peor fue que allí me dijeron que eso no era nada, que seguiría subiendo progresivamente hasta 2016 para evitar la subida tan brusca de un año para otro».
Tras la revisión de 2007
Ahora, sólo con un sueldo que no alcanza los 500 euros y una pequeña paga por minusvalía, la familia hace frente cada año a una contribución con la ayuda de familiares, según cuenta. «También intentamos alquilar una de las viviendas de la parcela en verano, pero ya no se consiguen tantos inquilinos como antes», añade.
Además del esfuerzo económico que les supone el recibo del IBI cada año, el valor catastral de su vivienda les ha perjudicado en otros sentidos. «A mi hijo no le dieron beca en la universidad y a mi marido no lo admiten en los programas de empleo, todo nos lo deniegan por tener un patrimonio que no es real», lamenta Mari Carmen. Y recuerda el hecho de que la única vez que su hijo recibió una beca fue antes de la revisión catastral, «a pesar de que los dos estábamos trabajando y en mejor situación económica que ahora».
Por todo ello se ha visto en la necesidad de trabajar en la asociación para pelear por unos valores catastrales más justos, «donde haya un boquete, ahí meto la cabeza, porque no vamos a dejar de trabajar hasta que esto no se solucione». Es por eso mismo que no ve la probabilidad de que finalmente se haga la revisión, solamente parcial, para 2015 y su vivienda quede fuera. Algo que además se uniría a la progresión de subida hasta 2016 en la base del impuesto. «En el Ayuntamiento dicen que el IBI está bajando, pero yo no lo veo», indica Mari Carmen Parro. Y es que, a la vista de los recibos de los últimos años el coste sigue aumentando. En 2011 fueron 752; en 2012, 892; y los 938 de 2013. Por ello considera que el de 2014 «aún está por ver cómo viene».
Ajustarlo en los tribunales
En esta tesitura, esta afectada ha decidido poner su caso en estudio de un abogado para lograr que el Ayuntamiento le devuelva lo que les ha cobrado de más en los últimos años. Ya ha dos sentencias que lo han conseguido, obteniendo devoluciones entorno a los 10.000 euros. Y añade que, ante estos precedentes que ya están animando a más vecinos a reclamar, al Consistorio «le merece la pena hacer la revisión total de los valores catastrales, antes de que una mayoría ciudadana abra este procedimiento judicial».
En su caso la familia no ha hecho una estimación de lo que supondría su devolución, pero están seguros de que su contribución no debería superar los 300 euros anuales atendiendo al valor real de su propiedad en el mercado actual. Ya no lo plantean por la devolución de lo que han pagado, asegura Mari Carmen, si no por conseguir que les fijen el valor real de su finca, «aunque sea a través de este proceso, por las malas».