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La convención nacional del PP mide el grado de convulsión en el partido
La secretaria general insiste en negar cualquier tipo de ruptura o división y Botella certifica que Aznar «viaja mucho»
MADRID. Actualizado: GuardarLa convención nacional del PP, que comienza hoy en Valladolid, testará si en el partido no hay convulsión ni ruptura, como sostiene María Dolores de Cospedal, o si, por el contrario, la aparición de Vox unido a la renuncia de Jaime Mayor Oreja a la candidatura europea y el plantón de José María Aznar sí suponen una fractura por la derecha en la formación popular.
En teoría, la cúpula del PP no se enfrentará a un público hostil. Los más de 2.000 cargos locales, provinciales, autonómicos y nacionales que participarán en el cónclave, que clausurará Mariano Rajoy el domingo, quieren conocer de primera mano si se trata de un nuevo amago de crisis o, simplemente, de los nervios ante la proximidad de las primeras elecciones desde 2009, las europeas, con las encuestas en contra. Cospedal pasó ayer al ataque y para levantar la moral de los suyos reclamó más atención a las turbulentas aguas que, a su juicio, bajan por el cauce del PSOE. La secretaria general del PP mostró su sorpresa por los análisis que hablan de «fractura o convulsión interna» en su partido, mientras que donde sí afloran grietas es en el PSOE y nadie dice nada. Durante una entrevista en TVE enumeró dos: la incertidumbre sobre «si va a haber primarias y quién se va a presentar para ser candidato a la Moncloa» y el «grave problema» que supone la división de voto en el PSC en relación con la cuestión soberanista. Una tesis que se oirá mucho durante los tres días de convivencia en Valladolid, donde el PP busca rearmarse de cara la precampaña de los comicios al Parlamento continental, que se celebrarán el 25 de mayo.
La secretaria general de los populares se ratificó en el mismo argumento que expuso el miércoles para justificar las ausencias de Aznar y Mayor Oreja. Recalcó que ha escuchado muchas interpretaciones sobre el plantón de expresidente del Gobierno. «Yo me quedo con la fuente de la información», acotó en alusión a la conversación telefónica que mantuvo el martes por la mañana con Aznar en la que le comunicó que, problemas de agenda, no estaría en la convención del partido. Su participación, sin embargo, estaba prevista con mucha antelación y su presencia se recogía en el programa provisional de la reunión.
Pero la justificación de Cospedal fue avalada por la esposa del propio aludido. Ana Botella, alcaldesa de Madrid, certificó que su marido «pasa gran parte de su tiempo fuera de España» y desdeñó las elucubraciones sobre posibles rupturas internas, aunque sin ser muy locuaz. «Simplemente puedo decir que está fuera», recalcó en referencia a Aznar.
Botella no faltará a esta cita. Será su estreno como alcaldesa en una convención nacional de su partido. Un cónclave donde confía en que se debata sobre la unidad de España, el problema del desempleo y que las víctimas del terrorismo se sientan «queridas y arropadas por la sociedad y por el PP». Pasó de puntillas sobre el astilloso asunto de la baja de Alejo Vidal-Quadras y la renuncia de Mayor Oreja, al que calificó de «referente» dentro del PP y al que quiso mandar públicamente un especial mensaje de cariño.
Cada día que pasa, el entorno del portavoz del Grupo Popular en el Parlamento Europeo aporta alguna pincelada más sobre los motivos de su decisión. Un detonante podría ser, según fuentes del PP, la llamada de Carlos Floriano, vicesecretario de Organización del PP, que recibió Mayor Oreja hace dos semanas para comunicarle que intervendría en una de las ponencias de la convención junto al alcalde-presidente de la ciudad autónoma de Ceuta, Juan Jesús Vivas. El exministro del Interior respondió entonces que no acudiría a Valladolid hasta que Rajoy le comunicará si iba a ser o no el cabeza de lista a las europeas. Ante el silencio del presidente del Gobierno, Mayor Oreja optó por comunicar su renuncia.
Sin candidato
Cospedal pretende zanjar esta controversia de una vez por todas. Incide en que los cambios en los cabezas de lista son normales en cualquier formación. Una de las opciones más directas que tiene Rajoy para acallar esta polémica es desvelar el nombre que estará al frente la candidatura europea. La secretaria general del PP aplacó a los más inquietos y aseguró que es «bastante improbable» que este secreto se desvele en Valladolid. «Cien por cien nunca se puede decir nada en la vida porque hay que dejarse un margen de cualquier eventualidad, pero lo veo bastante improbable», recalcó. Además, jugó al despiste para sugerir que podría ser «una candidata».
Rajoy, que confiesa que en los últimos dos años no le ha podido dedicar al partido todo el tiempo necesario, aprovechará esta reunión para intentar calmar los revueltos ánimos de algunos de sus barones. De hecho, almorzará mañana con todos los presidentes de las comunidades autónomas gobernadas por el PP y a con los presidentes regionales del partido, a los que dará el mayor protagonismo posible.