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La guerra de clases debilita a Obama
Tres republicanos pondrán a prueba su mandato durante el discurso del Estado de la Unión, marcado por las desigualdades y la crisis
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarHace un año Barack Obama apareció ante el Congreso fortalecido por su apabullante victoria en las urnas frente a Mitt Romney, que le legitimaba para un segundo mandato. Mucho ha llovido -y nevado- desde entonces. Los atentados de Boston y la reaparición de Al-Qaida en Irak ponen en duda su declaración de victoria sobre el terrorismo. Las revelaciones de Edward Snowden, los medios para combatirlo. La ausencia de un acuerdo con Afganistán, la salida a esa guerra. Los problemas para implementar la reforma sanitaria, la conveniencia de haberla hecho. La debilidad económica, la recuperación que proclamaba. El cierre parcial del Gobierno, su capacidad para trabajar con el Congreso.
Sobre este escenario se cierne también la sombra de elevar el techo de la deuda, cuyo límite se alcanzará en dos semanas. Pero antes, Obama tiene esta noche la oportunidad de barajar de nuevo sus cartas y reiniciar la partida con una nueva mano. Su discurso del Estado de la Unión tendrá la atención absoluta de las dos cámaras en pleno y más de 30 millones de ciudadanos que le seguirán en directo por televisión.
Para su sexto año de gobierno, en el 50 aniversario de que Lyndon Johnson lanzase la guerra contra la pobreza, Obama no podrá ignorar las crecientes desigualdades que ha generado en su país y en el mundo la crisis económica. Wall Street volvió a batir récords de beneficios el año pasado, porque mientras en los últimos 20 años el sueldo medio del 99% de la población subió apenas un 6.6%, el del 1% más rico aumentó un 86.1%.
La desigualdad ha alcanzado niveles más graves que los que existían durante la Gran Depresión. Si el 29 se encargó de repartir la miseria, la crisis económica de 2008 sólo ha aumentado las diferencias. Y por primera vez desde 1917, ese 1% se reparte más de la mitad de todos los ingresos que se generan en EE UU.
El reto de Obama será abordar ese tema sin que la oposición le acuse de reabrir la guerra de clases, pero, sobre todo, de ofrecer soluciones sin que el Congreso le apruebe nuevos gastos. «Estamos deseando ayudarle a crear empleo pero no vamos a apoyar más gasto, más deuda, más impuestos o más regulaciones», sentenció el domingo Mitch McConnell, el líder de la oposición republicana en el Senado.
A estas alturas la Casa Blanca es consciente de que será prácticamente imposible pasar cualquier iniciativa legislativa de ese tipo por el Congreso, motivo por el que Obama puede estar dispuesto a tirar de órdenes ejecutivas para definir su legado, antes de que se le encasille como un «parto cojo» a mitad de mandato. «El Presidente cree que éste es un año de acción, tanto para trabajar con el Congreso en lo que se pueda, como para saltárselo en lo que sea necesario para elevar a la gente hasta la clase media», informó el portavoz Jay Carney.
El senador Rand Paul frunció el ceño. «Suena vagamente a amenaza», decidió. «Y creo que también tiene una cierta arrogancia». Paul será el tercero en disputa a la hora de responder hoy al discurso de Obama. El formato tradicional contempla una respuesta por parte de la oposición, pero el vacío de liderazgo que sufre el Partido Republicano ha alimentado las ambiciones de quienes intentan llenarlo. Así, a la respuesta oficial de la diputada Cathy McMorris Rodgers, se le añadirá una del ala más extremista, el senador de Utah Mike Lee y el soberbio delfín de Texas Ted Cruz por el 'Tea Party', y otra de Paul, que pasará la tarde grabando en un estudio de televisión cerca del Capitolio, para asegurarse de que no comete los errores de otros oportunistas con aspiraciones presidenciales que le han precedido. Léase Marco Rubio y su ataque de sed el año pasado, o Michelle Bachmann en 2011 mirando a la cámara equivocada.
Por eso el discurso de esta tarde no podrá medirse por la estatura de las promesas, sino por el realismo de sus métodos y la recepción de un partido donde demasiados se ven ya en su puesto.