A falta del sí de El-Sisi
Las fuerzas armadas egipcias dan luz verde al jefe del Ejército para que se presente a las presidenciales
EL CAIRO. Actualizado: GuardarAscendido a la categoría de mariscal, probablemente para finalizar su carrera militar con el rango más alto del Ejército, Abdelfatah el-Sisi recibió ayer el visto bueno del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas para presentarse como candidato a las próximas elecciones presidenciales egipcias. Al jefe del Ejército ya sólo le falta anunciar su candidatura para unos comicios que nadie duda de que ganará fácilmente. Casi todos los posibles aspirantes al puesto que el islamista Mohmed Mursi dejó vacante a la fuerza han anunciado que no se presentarían si El-Sisi finalmente concurre a las elecciones, que se celebrarán probablemente a finales de abril. Competir contra el hombre que la maquinaria de propaganda del Estado y sus incondicionales seguidores han convertido en un icono nacional -su foto ilustra estos días desde bombones hasta ropa interior femenina- puede convertirse en un suicidio político.
El-Sisi cierra así un capítulo que se abrió el mismo día en el que, espoleado por manifestaciones masivas en todo el país, dio un ultimátum al entonces presidente Mursi para que abandonara el poder. Tres días después, cuando el golpe de Estado se convirtió en una realidad, el jefe del Ejército aseguró que se iniciaba un periodo de transición en el que las fuerzas armadas simplemente acompañarían a los egipcios, un nuevo comienzo de la revolución, se dijo entonces. El hombre que derrocó al primer jefe de Estado de la historia de Egipto elegido democráticamente aseguró no tener aspiraciones de poder.
Desde entonces, el régimen instaurado por Abdelfatah el-Sisi ha silenciado a la oposición islamista y laica, bien mediante la represión violenta, bien a través de los tribunales, ha desmantelado y perseguido a los Hermanos Musulmanes y ha conseguido la aprobación de una nueva Constitución contra la que no se permitió hacer campaña. Más de 1.500 personas han muerto en enfrentamientos con la Policía desde el verano, las últimas 60 víctimas el pasado sábado en el tercer aniversario de la revolución, mientras que el terrorismo yihadista ha ganado fuerza.
«El pueblo se lo pedía»
Aparentemente, el jefe del Ejército se ha hecho de rogar. Hace unas semanas, el ahora mariscal afirmaba que se presentaría si «el pueblo se lo pedía y el Ejército se lo permitía». El pueblo, o al menos el único pueblo autorizado a alzar su voz en estos tiempos sin ser reprimido violentamente o encarcelado, se lo pidió el sábado, paradójicamente en el tercer aniversario de la revolución. Las Fuerzas Armadas ya le han dado el visto bueno también y los egipcios esperan ahora que anuncie lo que dejó de ser una incógnita hace varios meses.
El Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que preside el propio El-Sisi, le dio ayer sus bendiciones para que persiga la carrera presidencial «en base a las demandas del pueblo egipcio». Según anunciaron en un comunicado retransmitido por la televisión pública, debido a los esfuerzos que El-Sisi ha realizado en estos «momentos históricos», la junta considera que su candidatura es «un mandato y una obligación». El mariscal deberá actuar «según le dicte su conciencia nacional para asumir la responsabilidad del deber al que fue llamado», asegura el CSFA.
Horas antes del anuncio de las Fuerzas Armadas, el presidente Adli Mansur ascendía al cargo de mariscal, el más alto dentro del Ejército egipcio, al hasta entonces general. El gesto que se interpreta como una deferencia con El-Sisi para que, a pesar de no contar con experiencia sobre el campo de batalla (durante la última guerra con Israel en 1973 él estaba aún formándose), finalice su carrera militar con los máximos honores.