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Un residencial para okupas
Las unifamiliares del Mirador del Puerto son un atractivo para personas sin casa
SAN FERNANDO. Actualizado: GuardarNicolás ha llegado con el tiempo justo. Cinco minutos más tarde y no consigue sacar sus últimas pertenencias, antes de que se mezclaran con un amasijo de escombros. Los obreros detienen su labor para que pueda llevarse unas cuchillas de afeitar, unas mantas, pintura y la estructura del carro con el que poder cargar con todo.
«Mira que te dimos tiempo», le dice uno de los operarios. A continuación, las máquinas avanzan y comienzan a tirar otro de los habitáculos que conformaban la antigua guardería municipal. Allí y en los edificios colindantes, donde también estaba la antigua casa de Protección Civil, junto al patio Cambiazo, vivían varias personas que aprovecharon el estado de abandono de las fincas para tener un techo en el que cobijarse. Ahora se tienen que buscar un nuevo hogar, aunque varios han encontrado ya el sitio. Las unifamiliares de lujo del residencial Mirador del Puerto, situado a pocos metros de la entrada del muelle de Gallineras. Un conjunto de 37 viviendas con un coste de venta de 250.000 euros, que se quedaron paralizadas cuando sólo faltaba un 10% de ejecución de obra. La urbanización de la calle, prácticamente.
Ahora su situación es bien distinta. Totalmente desvalijadas, llenas de basura, desperdicios, pintadas, sin puertas ni ventanas. Han perdido hasta las rejas, el cableado, muebles de cocina, del cuarto de baño. «Aun así para mí es un palacio. Ahora la estoy limpiando y preparando porque ya me quedo allí». Nicolás es francés y trabajaba de limpiacristales de grandes edificios, «colgado como un alpinista». Pero su vocación es ser artista, «y que mejor sitio que serlo en Andalucía». Hace dos años llegó a Tarifa y hace uno a San Fernando. Ahora sobrevive tocando la guitarra en la calle Real, pintando o haciendo fotografías.
«Ahora mismo creo que hay otras dos casas que están preparando. No sé si vendrán más». Es consciente del rechazo que puede surgir entre los vecinos pero asegura que lo único que buscan es «vivir dignamente. No hay trabajo y no tengo dinero para casa, pero necesito un techo para cobijarme del frío y tener mis cosas. Yo lo tengo todo ordenado, soy una persona limpia y no quiero problemas».
Los vecinos, en contra
No piensan igual los vecinos de la zona que ya han comenzado a denunciar la situación de estos unifamiliares ante el temor de que se convierta en un complejo de okupas. Aseguran que han visto a personas ayudando a que se instalen en las casas y viendo la manera de hacer enganches de luz. Lamentan la situación de las viviendas y entienden el problema de algunas personas, pero afirman que no hay luz ni servicios básicos por lo que toda la basura, los desperdicios y restos que se acumulan irán para la calle.
«Aquí solamente había una familia que era muy buena. Se metieron porque no tenían otra cosa. Él se ganaba la vida buscando chatarra y ella estaba embarazada. Una noche tuvo que venir la ambulancia porque se puso de parto. Una vez que dio a luz consiguieron un piso social porque un niño tan chico no se puede criar así», explican los vecinos.
Pero no quieren que se ocupen todas las viviendas de una forma ilegal y temen que haya problemas, pues los bomberos ya tuvieron que acudir en varias ocasiones al otro lugar donde antes se cobijaban. Por ello piden una solución para unas viviendas que de sueño pasaron a pesadilla para los que iban a ser sus propietarios y ahora para los vecinos.