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Serbia inicia una etapa decisiva para su proceso de adhesión a la UE

VARSOVIA. Actualizado: Guardar
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Serbia inició ayer en Bruselas una ronda decisiva de negociaciones para su adhesión a la Unión Europea (UE). «Es un día histórico para Serbia», y probablemente «el más importante desde la Segunda Guerra Mundial», declaró el primer ministro serbio, Ivica Dacic.

Por su parte, el viceprimer ministro serbio, Alexandre Vucic, expresó el «orgullo de ver que la bandera serbia flota en Bruselas». Los dos mandatarios serbios encabezaron la delegación de su país en las negociaciones comunitarias y el canciller griego, Evangelos Venizelos, y el comisario europeo de Ampliación, Stefan Füle, representaron a la Unión Europea.

Dacic y Vucic se mostraron optimistas y fijaron el final del proceso en 2018 y 2020 como la fecha de ingreso de Serbia «en la gran familia europea». A pesar de estas declaraciones triunfalistas, los dirigentes serbios y comunitarios saben que la nueva etapa no será un proceso fácil para Serbia, sino un camino «sembrado de dificultades», según reconoció Dacic.

Los expertos comunitarios consideran que, además de la complejidad técnica, cuatro años no será un tiempo suficiente para finalizar el proceso de negociación, teniendo en cuenta que el pequeño Estado balcánico tiene que hacer grandes reformas de orden político, económico e institucional y que un país exyugoslavo como Croacia, que se convirtió en el 28 miembro de la UE en 2013, necesitó ocho años para lograr este objetivo.

Conflictos militares

Hasta hace poco tiempo, Serbia era considerado un país indeseable en la UE debido a su nefasto papel en los conflictos militares que desmembraron Yugoslavia, sobre todo en Bosnia-Herzegovina y Kosovo. La persecución de los criminales de guerra serbios, el reconocimiento de Kosovo por parte de Belgrado, profundas reformas económicas y en el ámbito de la seguridad y la justicia y una lucha sin cuartel contra la corrupción son las exigencias planteadas por Bruselas a Belgrado. Serbia, donde el europeísmo ha crecido y el ultranacionalismo étnico ha disminuido, se ha comprometido con estas reformas.

Serbia dio un paso importante en su acercamiento a la UE en la primavera de 2013, cuando acordó normalizar sus relaciones con Kosovo, que se independizó unilateralmente de Belgrado en 2008. Esta decisión fue rechazada por gran parte de la minoría serbia en el norte de Kosovo, pero Bruselas la interpretó positivamente.