![](/cadiz/prensa/noticias/201401/22/fotos/7827038.jpg)
Rusia agita el conflicto ucraniano
El Kremlin acusa a «algunos gobiernos europeos» de instigar las protestas contra el Ejecutivo de Víctor Yanukóvich en Kiev
MOSCÚ. Actualizado: GuardarEl ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, calificó ayer la situación en Ucrania de «horripilante», y de «indecorosa» la actitud de determinados gobiernos europeos en relación con esa crisis. Mientras tanto, la Presidencia ucraniana descartaba declarar por ahora el estado de emergencia. La violencia callejera remitió ayer en Kiev aunque el centro de la ciudad continúa en manos de los manifestantes y la Policía mantiene acordonados los accesos a las sedes del Gobierno y el Parlamento.
«Hubiéramos preferido que algunos de nuestros colegas europeos se hubiesen abstenido de actuar de forma tan descarada en relación con la crisis en Ucrania. Sin ningún tipo de invitación, determinados gobiernos de la UE han salido corriendo hasta el Maidán (la plaza de la Independencia de Kiev) para participar en manifestaciones antigubernamentales en un país con el que mantienen relaciones diplomáticas», se lamentó ayer Lavrov durante la rueda de prensa que cada año ofrece a los corresponsales extranjeros. «Es simplemente indecoroso», añadió.
El jefe de la Diplomacia rusa tachó de «horripilantes» los violentos acontecimientos de los últimos días en la capital ucraniana. «Asaltos, destrucción, ataques a la Policía, incendios con uso de cócteles molotov y artefactos explosivos. Imaginen que algo así ocurriera en algún país de la Unión Europea (.) no lo hubieran permitido jamás», afirmó. Según sus palabras, «tenemos información de que todo esto en gran medida se instiga desde el extranjero». Subrayó también que «los llamamientos a la calma que se están viendo obligados a hacer los líderes de la oposición ucraniana, como Vitali Klichkó, indican que la situación empieza a estar fuera de control».
A la pregunta sobre el peligro de guerra civil en Ucrania, Lavrov respondió que «no quisiera hablar sobre un escenario catastrófico de una Ucrania escindida. Haremos todo lo posible para ayudar a impedir que algo así suceda y para lograr estabilizar la situación».
Los choques con la Policía en la calle Grushévskaya, a la altura de la entrada al estadio del Dinamo, comenzaron el domingo y continuaron todavía ayer por la mañana. Después la situación se ha tranquilizado relativamente, pero dentro de una calma tensa. Entre los agentes antidisturbios, que tratan de evitar que la multitud avance hacia los edificios gubernamentales, y los activistas de la formación ultranacionalista Svoboda (libertad) se han colocado sacerdotes ortodoxos para obstaculizar los enfrentamientos.
Andréi Kliúev, secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, órgano anexo a la Presidencia, sostiene que «no se declarará el estado de emergencia». El grupo parlamentario del Partido de las Regiones, el mayoritario y cuyo líder es el presidente Víctor Yanukóvich, ha anunciado que no se propone convocar ninguna sesión extraordinaria de la Rada para aprobar medidas de excepción.
Atmósfera irrespirable
Mientras tanto, el grupo de trabajo compuesto por representantes del poder y de la oposición, creado con la intención de buscar una salida a la crisis, no ha alcanzado por el momento ningún acuerdo. La negativa de Yanukóvich a recibir ayer a Klichkó, al parecer porque estaba ocupado con otro encuentro, ha contribuido a enrarecer aún más la ya irrespirable atmósfera de las negociaciones. El boxeador y dirigente de la Alianza Democrática de Ucrania por las Reformas (UDAR) ha respondido rechazando participar en las reuniones.
Arseni Yatseniuk, dirigente de Batkívshina (Patria), coalición que lidera Julia Timoshenko, propuso ayer como medidas indispensables para crear condiciones para el diálogo «replegar las fuerzas de seguridad del centro de Kiev, frenar la violencia y revocar el paquete de leyes dictatoriales» adoptado por el Parlamento el pasado jueves y promulgado al día siguiente por el presidente. Precisamente esas leyes, que restringen derechos fundamentales como los de reunión, manifestación y palabra, fueron las que provocaron el estallido de ira popular del domingo. Esta nueva normativa apareció precisamente ayer en el boletín oficial ucraniano.
En mitad de todo este conflicto, el comisario de Ampliación de la UE, Stephan Fülle, tiene previsto trasladarse a Kiev el viernes para reunirse con la oposición y el Gobierno e intentar articular algún tipo de mediación. El rechazo por parte de las autoridades ucranianas a firmar el Acuerdo de Asociación con Bruselas, el pasado 21 de noviembre, fue lo que dio origen al actual movimiento de protesta.