Un nuevo revés para el republicano Chris Christie
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarEn la Iglesia de Nueva Esperanza la solista cantó 'Es hora de un milagro' y en el altar el sacerdote recordó que «Dios trabaja mejor en las noches oscuras, porque están pensadas para sacar lo mejor de ti mismo». Sentado en el primer banco, con su familia y amigos íntimos, el gobernador de New Jersey le escuchaba atentamente.
La ceremonia de inaguración de su segundo mandato continuó según lo planeado, pero nadie podía decir que Christie hubiera empezado con buen pie. El gobernador con mejores cartas para recuperar la Casa Blanca por el Partido Republicano, si es que este le convierte en su candidato, ha tenido que despedir a su jefe de campaña y a la directora adjunta de su gabinete tras demostrarse que provocaron un atasco monumental de cuatro días en Fort Lee para vengarse de su alcalde, que no había apoyado la reelección de Christie.
Buena parte de su equipo ha recibido órdenes judiciales para declarar bajo juramento en la Asamblea Legislativa del Estado, donde una comisión intenta colocarle detrás de esa y otras vendettas que atentan contra su imagen de hombre de estado, capaz de gobernar para todos.
Si hace dos meses y medio ganó la reelección de un Estado demócrata con un 32% de los votos demócratas, ahora los partidarios de Obama le han abandonado, al conocer las técnicas mafiosas y arrogantes de su equipo. Christie sigue teniendo el apoyo de su propio partido, donde el mismo porcentaje de republicanos que tenían una imagen favorable de él la siguen teniendo hoy -el 49%-. Pero si entonces hubiera ganado por un punto a Hillary Clinton en un enfrentamiento hipotético, ahora perdería por ocho.
Y ayer, cuando la prensa debería haber estado repicando su mensaje de que es capaz «de tomar las decisiones difíciles» y cambiar la «actitud dominante en Washington de que 'yo siempre tengo razón y tu no'», sólo se hablaba de la tormenta de nieve que azotaba la costa Este. A Christie no le afectaban tanto los más de 2.000 vuelos cancelados, pero sí los ferries que ya no pudieron llevar a sus invitados a la isla de Ellis, donde pensaba celebrar su toma de posesión. Algunos habían pagado hasta 500 dólares por invitación, y probablemente les tendrá que devolver el dinero, y la ingente cantidad de comida contratada para la ocasión tuvo que ser donada a comedores de beneficencia.
Christie no había querido celebrar su fiesta en un hotel de Trenton o un gran centro de conferencias, como hizo el propio Barack Obama el año pasado, sino en una isla cargada de simbolismo que New Jersey comparte con Nueva York. Pero si la noche de Christie es oscura, el día resultó ser demasiado blanco y su futuro está por ver.