La cueva de Altamira albergan las pinturas más importantes de Europa. :: R. C.
Sociedad

Cinco personas y un guía entrarán cada semana en Altamira durante 37 minutos

Las visitas, que se adjudicarán por sorteo previo, tendrán lugar hasta agosto y servirán para evaluar el impacto de las mismas

SANTANDER. Actualizado: Guardar
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Doce años después del último cierre, las cuevas de Altamira vuelven a abrir sus puertas a los ciudadanos. Pero solo unos pocos elegidos gozarán de ese privilegio. El Patronato autorizó ayer las visitas experimentales de cinco personas y un guía a la semana, a partir desde este mes y hasta agosto. Su duración será de 37 minutos y los participantes serán seleccionados por sorteo entre los asistentes al museo y centro de investigación, que alberga la réplica de la cueva, que se encuentren en el mismo en los días programados para la visita experimental.

Este programa se iniciará en breve, «una semana o algo más», señaló el presidente del Gobierno de Cantábria y de la institución, Ignacio Diego, y se prolongará hasta agosto. Será en ese momento cuando se evalúe el impacto de la presencia humana sobre la conservación de este bien Patrimonio de la Humanidad y se decida, a la vista de las investigaciones, si en el futuro la cavidad puede recibir visitas de forma continuada.

La gestión de estas asistencias se realizará desde el propio Museo de Altamira, en donde se efectuará una selección aleatoria entre los visitantes del museo. Para poder participar en esta actuación con fines científicos, se ofrecerá a los asistentes que lo deseen un formulario,con sus datos de contacto, y una hora antes de la entrada en la gruta se extraerán por sorteo cinco formularios de una urna, a cuyos beneficiarios se comunicará su elección.

El Patronato calcula que casi doscientas personas serán testigos directos durante estos ocho meses de las pinturas de arte ruprestre más importantes del mundo. La apertura al público de Altamira fue adoptada ayer tras una reunión que se prolongó durante más de tres horas en la sede del museo en Santillana del Mar. Al encuentro asistieron todos los miembros de la institución, que preside Ignacio Diego, y está integrada además por el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle; el consejero de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria, Miguel Ángel Serna; el presidente de la Fundación Botín, Emilio Botín, entre otros.

Tras la cumbre, el presidente Diego compareció en rueda de prensa junto al secretario de Estado de Cultura, José María Lasalle, y el director del Museo, José Antonio Lasheras, para explicar los pormenores de la decisión. El jefe del Ejecutivo, visiblemente satisfecho e «ilusionado» por la reapertura de la cueva se mostró convencido del 'efecto llamada' que tendrá esta decisión para atraer más público.

«Sin ninguna duda las visitas experimentales van a volver a poner a Altamira más aún, porque ya lo está, en las preferencias de visita de mucha gente, a la que, quizas, el hecho de estar cerrada pudiera desmotivar», enfatizó, aunque insistió en que el objetivo prioritario es la conservación. Porque Diego fue especialmente celoso a la hora de expresar que las entradas a la cavidad del público se van a producir de manera «absolutamente controlada» y con «un criterio de conservación del patrimonio por encima de ningún otro». Y verbalizó una realidad muchas veces cotidiana en el recinto de la neocueva, al recordar que «mucha gente que quiere visitar la cueva, no la réplica o museo, al verla cerrada, se va enfadada». Por eso, esta medida, aunque restringida, «puede suponer para mucha gente un estímulo más».

Conservación preventiva

La apertura experimental al público de la que se conoce como la 'Capilla Sixtina' del arte ruprestre del paleolítico se enmarca dentro dentro de la segunda fase del 'Programa de Investigación para la conservación preventiva y régimen de acceso de la cueva de Altamira', financiado con 953.000 euros por el Ministerio de Cultura, se inició en 2012. Hasta ahora, los investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) había cerrado el paso a toda posibidad de visitas controladas a Altamira. En noviembre de 2010 emitieron un informe en el que dejaban claro que la única garantía de conservar las pinturas era mantener cerrada a cal y canto la cavidad.

A pesar de aquella posición, la coordinadora del programa científico, Mirián del Elegido, cree que «no hay contradicción» entre la decisión tomada ahora y los informes anteriores. Según dijo, se trata de «evaluar el estado de la cueva y proponer un plan de conservación preventiva». Tampoco ve cambios de criterio científicos en la decisión el director del Museo de Altamira, José Antonio Lasheras, que destacó que la medida acordada no es pionera, sino que es una fórmula que ya se ha utilizado en otras cuevas con el mismo objetivo.