Gelman, en la Universidad de Alcalá el 23 de abril de 2008. :: REUTERS
Sociedad

La poesía pierde a Juan Gelman

El gran poeta argentino que ignoró el odio y la venganza muere a los 83 añosPremio Cervantes 2007, acertó a trocar en belleza la tragedia de una vida marcada por el exilio y los crímenes de la dictadura militar argentina

MADRID. Actualizado: Guardar
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Juan Gelman Burichson, poeta puro y comprometido, Premio Cervantes en 2007, falleció en la madrugada del miércoles en su casa de México D. F., donde residía desde 1988. Vencido por una larga enfermedad, se fue con 83 años un grande de las letras hispanas, un poeta sin máscaras ni fisuras que supo trocar en belleza su durísima experiencia vital, marcada por los crímenes de la dictadura argentina y el exilio. «El poeta no escribe para vivir; vive para escribir», dijo al recibir el Cervantes este batallador contra la impunidad de las dictaduras latinoamericanas y el olvido de sus atrocidades, quien deja un legado de más de treinta títulos. Eligió escribir desde la pérdida y no desde el odio, «que nos hace daño», o la venganza, «que nunca es la solución y, además, da mal ejemplo».

Ha sido el poeta argentino más brillante y premiado de su tiempo. Con el Cervantes abrochó su impecable palmarés, en el que incluyó antes premios como el Reina Sofía y el Juan Rulfo. También traductor y periodista, implacable luchador por los derechos humanos y la justicia, Gelman puso todo su empeño literario en la poesía, hasta ser reconocido como un maestro. Fue el salvavidas de una existencia plagada de trágicas situaciones. Gelman fue víctima de los militarotes argentinos, que hicieron «desaparecer» a sus hijos y a su nuera. Una amarga experiencia que acertó a traducir en una poesía brillante e irónica que habla del amor, la memoria, el dolor y la muerte, siempre con una pizca de humor.

El Cervantes no le premió por la dolorosa y amarga historia personal y familiar que integró en su obra. Sí por la profundidad de unos poemas polifónicos, nacidos de la capacidad lúdica y musical de su poética. «Ha milongueado mucho con las palabras, con su ritmo y con la inversión del léxico, siempre en un brillante juego literario», dijo Víctor García de la Concha el día que Gelman ganó el Cervantes. También que su compromiso social y político «no le condujo nunca a abdicar del su primigenio e inquebrantable compromiso con la poesía». Gelman la llevaba «tatuada en los huesos» y «supo hacer la mejor poesía de su sufrimiento», según el entonces ministro de Cultura, César Antonio Molina.

Amenazado de muerte por los militares y la 'Triple A' (Alianza Anticomunista Argentina), con sus hijos y nuera secuestrados -Marcelo con 19 años y su esposa, la española María Claudia, con 19 y embarazada de siete meses-, con su nieta robada luego por la policía de Videla, Gelman huyó de Argentina en 1975. Su «trastierro» arrancó en Roma, París y Managua, pasó a Nueva York y acabó en México.

No pisaría suelo argentino hasta 1988 y solo en el año 2000 logró localizar en Uruguay a Macarena, su nieta robada, ya con 23 años. El cuerpo de su hijo fue hallado en 1989 con un tiro en la nuca y en un bidón lleno de cemento. El de su nuera no se localizó jamás.

En Buenos Aires, donde nació el 3 de mayo de 1930 en una familia de inmigrantes judíos ucranianos, inició estudios universitarios que abandonó por el periodismo, la política y la poesía. Encarcelado por primera vez en 1963, renegado del Partido Comunista y de la guerrilla de los Montoneros, próximo al peronismo revolucionario, comenzó a publicar en los cincuenta poemarios como 'Violín y otras cuestiones' (1956) y 'El juego en el que andamos' (1959). En los sesenta, títulos como 'Velorio del solo' y 'Gotán' le hicieron conocido en toda Iberoamerica. Irredento jugador con las palabras, llevado del afán por divertirse y divertir, publicó Gelman su propia poesía como traducción atribuyéndola a poetas apócrifos en 'Traducciones III: los poemas de Sydney West' (1969).

Su actividad poética se entrelazó con su nítida ideología de izquierda. La dictadura argentina hizo imposible para el poeta trabajar y publicar en su país. Mantuvo un largo un silencio entre 1971 -el año de 'Cólera Buey', recopilación de toda su poesía hasta 1968- y 1980, en que vuelve a publicar en el exilio.

Alumbró en esta etapa poemarios como 'Hechos y relaciones' o 'Si dulcemente', reflejo del doloroso clima de derrota y pérdida. La recopilación 'Obra Poética (1956-1973)' compendia su obra escrita en Argentina, que complementa con 'De Palabra' y 'Poesía (1971-1978)'. Desde México o Buenos Aires publicaría nuevos poemarios, como la serie 'Interrupciones', 'Carta abierta','Hacia el sur', 'Com/posiciones', 'La abierta oscuridad', 'Dibaxu', 'Incompletamente' (1997), 'Ni el flaco perdón de Dios/Hijos de desaparecidos', 'Prosa de prensa'. 'Mundar' (2008), 'De atrás alante en su porfía' (2009), 'El emperrado corazón amora' (2010) y 'Hoy' cierran la treintena de títulos, reunidos en 'Poesía reunida' (2013) por un Gelman que confesaba escribir poesía porque no tenía «más remedio».

Violín y otras cuestiones:

Si dulcemente:

Hoy:

Ni el flaco perdón de Dios/Hijos de desaparecidos:

De palabra (1971-1987):

Cervantes:

Reina Sofía:

Juan Rulfo: