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El calendario del proceso escocés amenaza a la política británica

Las elecciones en Reino Unido entre la fecha de la consulta y la prevista para la independencia podrían alterar la correlación de fuerzas

LONDRES. Actualizado: Guardar
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Adam Tomkins, profesor de Derecho Público en la Universidad de Glasgow, describió ayer como «el caos» la posible deriva de la política británica si gana el 'sí' a la independencia de Escocia, tras analizar el calendario previsto durante una sesión del Comité de Asuntos Escoceses de la Cámara de los Comunes.

El 18 de septiembre se celebrará la consulta popular. Si gana el 'sí', el Ejecutivo autonómico y el Gobierno de Londres se han comprometido a iniciar una negociación, que el escocés quiere que haya concluido para el Día de la Independencia, 24 de marzo de 2016. Pero las elecciones generales británicas han de celebrarse el 7 de mayo de 2015, siete meses después del referéndum escocés.

Es improbable que un Gobierno en Londres que acaba de perder el referéndum escocés se sienta con el mandato de avanzar rápidamente en la negociación antes de los comicios generales. Pero al Ejecutivo elegido en mayo de 2015 le quedarían diez meses sin vacaciones para separar a los dos Estados.

Las elecciones autonómicas escocesas, que tras el triunfo del 'sí' serían ya para un Parlamento constituyente, debían celebrarse el 5 de mayo de 2015 aunque, al coincidir prácticamente con las británicas, se concedió un permiso especial para que tengan lugar el 5 de mayo de 2016, seis semanas después de la planeada celebración de la independencia, con la negociación ya concluida con el nuevo Gobierno en Londres.

El Partido Nacional Escocés (SNP) de Alex Salmond ganó las últimas autonómicas con el 45% de los votos. Por primera vez pudo formar un Ejecutivo monocolor.

¿Qué ocurre si las otras formaciones recuperan escaños y se coaligan? ¿Pueden renunciar a la independencia? El profesor Adam Tomkins cree que no, porque los dos gobiernos están comprometidos en el Acuerdo de Edimburgo a aceptar el resultado y a negociar sus consecuencias.