Carmen Castilla, ayer en la sede regional de UGT en Sevilla. :: JULIO MUÑOZ. EFE
ANDALUCÍA

La enfermera Carmen Castilla dirigirá la UGT en Andalucía en sus momentos más complejos

Su candidatura sale adelante sin votos en contra y con el respaldo del 83% de los delegados del comité extraordinario del sindicato

SEVILLA. Actualizado: Guardar
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La propuesta de la Federación de Servicios Públicos (FSP) salió adelante y Carmen Castilla es ya la nueva secretaria general de la Unión General de Trabajadores de Andalucía (UGT-A). Será la primera mujer al frente del centenario sindicato, un mundo bastante machista, y tendrá el enorme reto de limpiar la estructura, romper con las prácticas instaladas y regenerar la central, sacudida por numerosos escándalos de corrupción. Castilla recibió el 83% de los votos del comité extraordinario.

Se puede decir que el 'tiempo nuevo' ha llegado también a UGT, como antes lo hizo al PSOE y al Gobierno andaluz de la mano de Susana Díaz. Y como en este caso, una persona de dentro de la estructura, llevada de la mano de la dirección, es la encargada de establecer un 'cortafuego' que evite que la lacra de las malas prácticas internas contamine por completo al sindicato.

Aunque los sectores críticos habían apostado por que se creara una gestora y ésta convocara un congreso extraordinario, se ha impuesto la línea oficialista, que argumentaba la necesidad de evitar que se prolongara por más tiempo la interinidad en el sindicato y de abordar desde ya los problemas.

Sin embargo, y a pesar de las reticencias iniciales entre los críticos a todo lo que no fuera gestora, el nombre de Carmen Castilla ha suscitado esperanza incluso entre los más duros. Se elogia su perfil y su formación, su capacidad de trabajo y su carácter.

El sindicato, en fin, ha cerrado filas en torno a su nueva dirigente y no es sólo una frase hecha o una declaración pública, sino que muchos dirigentes comparten este halo de esperanza que muchos creían imposible. El resultado de la votación, sin votos en contra, parece confirmarlo.

Intensas negociaciones

En las intervenciones que se registraron durante el comité extraordinario, reunido en la mañana de ayer en la sede ugetista sevillana, a puerta cerrada, los delegados apostaron por sumar y abrir una nueva etapa. Así, 98 representantes votaron a favor y 14 lo hicieron en blanco. La propuesta ganadora, que salió adelante tras intensas negociaciones en la noche del miércoles, cuando la MCA, la Federación del Metal, decidió sumarse a ella, contiene también la salida de los dos dirigentes que proceden de la etapa de Manuel Pastrana, el histórico secretario general cuya dimisión, al comenzar el escándalo de corrupción interna, dio paso a Francisco Fernández Sevilla, su secretario de organización, que a su vez se vio obligado de abandonar el cargo en noviembre, cuando arreciaron las denuncias de facturas falsas y desvío de fondos y cuando la Junta de Andalucía decidió investigar de oficio todas las ayudas concedidas a UGT.

Estos dos dirigentes son José Carlos Mestres y Josefa Castillejo, quienes ocupaban las áreas de relaciones institucionales y empleo.

Sus sustitutos serán Carmen Barrera Chamorro, de la FSP y representante del confederal, que será responsable de institucional, y por Oskar Martín Silvoso, granadino y procedente de la Federación de Industria y Trabajadores Agrarios (Fitag), en empleo.

Por último, el lugar de Carmen Castilla en políticas sociales e igualdad será ocupado por Consuelo Núlez Correa, procedentes de la federación de servicios.

La nueva ejecutiva queda formada por cinco mujeres y cuatro hombres y recibió un apoyo del 85,3%, con 97 votos a favor y 17 en blanco.

Continuidad

Carmen Castilla también estaba en la anterior dirección del sindicato, como responsable de políticas sociales e igualdad. Su nombre arrostra así una línea de continuidad con Manuel Pastrana y además ha sido promovido por Antonio Tirado, secretario general de la FSP, que controla el 41% de los votos en el sindicato, pero quienes la conocen aseguran que no será títere de nadie ni se dejará manejar por los poderes internos en la central.

Entre los críticos se habla de una cierta «victoria moral» por haber conseguido, creen, que el perfil del nuevo secretario general haya sido el de una persona ajena al núcleo duro del sindicato lo que consideran, según Ana Pérez Luna, que les da la razón, porque se admite la necesidad de regeneración en la central.

Además, la elección de Carmen Castilla, al evitar la gestora y el congreso extraordinario, supone una victoria de UGT-A frente a la dirección confederal del sindicato. Esta quería ir a esta fórmula, por la que hubiera tomado el mando un responsable de Madrid, directamente enviado por el secretario general, Cándido Méndez, cuyas relaciones con Andalucía siempre han sido malas y que no tenía, por estatutos, capacidad para intervenir en las cuestionadas prácticas internas del sindicato andaluz.

Javier Cubillo, enviado por el confederal al comité extraordinario de ayer, admitía que la dirección nacional quería el congreso extraordinario, pero aceptaba el nuevo rumbo de los acontecimientos e incluso se daba por satisfecho, ya que consideraba que «se ha conseguido con la propuesta para cubrir la secretaría general y una parte importante de la comisión ejecutiva que se produzca una renovación notable y cambios de cierta profundidad».