Cotillones vetados
Arabia Saudí prohíbe a nacionales y extranjeros las celebraciones de Nochevieja porque no coincide con el calendario lunar
Actualizado: GuardarLos países pérsicos bañados en el oro negro intentan acercarse al mundo occidental para atraer tanto a profesionales cualificados que les den un plus en sus vidas como a turistas con los bolsillos llenos de dólares, yenes o euros. De este modo, miles de occidentales han encontrado acomodo en los Emiratos Árabes Unidos, Baréin o en Catar; lugares donde cuentan con espacios de cierta libertad para desarrollar sus costumbres. Arabia Saudí, el país más grande de la zona y que compite con Irán por ser el 'padrino' de la zona, también se nutre de miles de profesionales venidos de más allá de la península arábiga.
Pero las autoridades saudíes no son tan aperturistas como sus vecinos. Sus política son mucho más estrictas, llegando al punto de prohibir la Nochevieja. En el reinado no gustan nada los cotillones, las discotecas abiertas hasta media mañana y las mujeres con vestidos de noche. Y no hablemos siquiera de petardos o fuegos artificiales. Allí manda el silencio absoluto, tanto para nacionales como para extranjeros, según advirtió Al-Mutawa, la Policía religiosa saudí. Esta orden, que no tiene nada de broma, es una consecuencia de la fatua emitida por el Consejo Supremo de los Ulemas, según destacó el periódico local Okaz. El motivo fundamental de esta decisión está en la religión. El país, donde domina el wahabismo -una de las ramas más extremas del sunismo- maneja dos calendarios: el gregoriano -el que utilizamos su mayoría- y el lunar. Y como el año nuevo de este último se celebró el 5 de noviembre con el inicio del muharram, el primer mes del año 1435, pues no tiene sentido celebrar otra fiesta que además es pagana.
Por este motivo, los agentes vigilan los centros comerciales de Riad y otras ciudades saudíes con cuidado celo. Recuerdan a los comerciantes sus obligaciones de horario -tienen que cerrar durante los rezos diarios- y que no vale nada la excusa de venderles regalos a los extranjeros que tendrán que celebrar la Nochevieja en la más estricta intimidad, como ocurre con otra fechas señaladas de los calendarios cristianos. Por ejemplo, san Valentín. Es bastante complicado, por no decir imposible, que alguien le regale rosas rojas a su pareja.
En Arabia Saudí, para evitar tentaciones, optaron también por prohibir esta práctica contaminante. Un país en el que el no a un montón de cosas es una tónico predominante. Está prohibido vender alcohol -una botella de vodka puede costar entre 200 y 300 euros en el mercado negro-, apostar o reunirse hombres y mujeres en una plaza pública mezclándose. Estas últimas tampoco pueden conducir, una norma que algunas saudíes se han saltado para protestar por esta retrograda norma. Una de ellas fue detenida ayer en Yeda. La conductora, Tomader al-Iami, prometió que nunca más lo haría y quedó libre. Eso sí, cuando vino su hombre.