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La noche de las 108 campanadas
El fin de año japonés se resiste a la influencia occidental y sigue conservando las costumbres autóctonas
Actualizado: GuardarProbablemente, Japón sea el mejor lugar del mundo para pasar una Navidad típica. A pesar de que esta fiesta poco o nada tiene que ver con la tradición budista y sintoísta del país asiático, la influencia occidental y el consumismo exagerado facilita la invasión de Papá Noel. La locura navideña, que en grandes ciudades como Tokio se desata incluso antes de iniciarse el mes de diciembre, se disipa pasado el día 25.
Para los japoneses, la verdadera fecha señalada en estas semanas es el 1 de enero. El Año Nuevo japonés, 'Shogatsu', es la festividad más importante del año. Aunque las fiestas oficiales solo ocupan tres días, muchos nipones aprovechan esta época para tomarse el descanso más largo del año, por delante del retiro estival. Es una celebración muy familiar y llena de tradiciones.
Según la creencia budista, el 'Shogatsu' tiene como objetivo abandonar todas las cosas negativas y los pecados del año que se despide, para comenzar el nuevo sin ningún tipo de lastre. Por ello, es costumbre realizar una gran limpieza a fondo del hogar o la empresa antes del Año Nuevo.
La Nochevieja japonesa, llamada 'Oomisoka', consiste también en una cena en familia, con los fideos 'noodles' y 'soba' como protagonistas, a la espera de la medianoche. A las 12 horas, los japoneses acuden en masa a los templos para escuchar las campanadas, pero en este caso en vez de ser una docena son 108. Cada campanada simboliza el adiós a cada uno de los 108 pecados de la tradición budista. En muchos de estos santuarios, los monjes realizan toda una hazaña de sincronización para tocar 107 veces la campana justo antes de las 0.00 horas, momento exacto en que debe sonar la última.
Otra de las costumbres del 'Shogatsu' es el envío de tarjetas de Año Nuevo gracias a una impresionante labor por parte del servicio de correos nipón, ya que todas las felicitaciones se reciben el mismo día 1 de enero. Los juegos también tienen protagonismo en esta noche. Las peonzas, cometas o palas de madera con pelotas de bádminton se unen a otra de las tradiciones que tienen a los niños como protagonistas: el 'otoshidama', dinero de Año Nuevo. A los pequeños de la familia se les entrega una cantidad de dinero dentro de un sobre decorado. Dependiendo de la edad del niño esa cantidad es mayor o menor. Las monedas no suelen ser usadas para esta costumbre, por lo que la cantidad mínima es de 1.000 yenes (unos 7 euros), ya que es el billete más pequeño de Japón.
La noche más importante precede al día más importante del año para los japoneses. En medio, el amanecer se convierte en una experiencia casi mágica que se intenta disfrutar con los seres más queridos. El primer sol naciente del país del sol naciente.