
El Gobierno mantendrá intacta la dispersión de presos de ETA
Interior insiste en que mientras la banda exista solo habrá acercamientos individuales y solo de los terroristas que abjuren de la organización El único aspecto positivo que el Ejecutivo ve en el comunicado es que disminuirá la presión social sobre las familias de los internos disidentes
MADRID. Actualizado: GuardarNada o prácticamente nada cambia. Por lo tanto, la callada oficial como respuesta. El comunicado del colectivo de presos de ETA en el que reconoce el «daño multilateral causado», anuncia que esta dispuesto a aceptar sus condenas y da libertad para acogerse a beneficios penitenciarios no supone en modo alguno, según el Gobierno, aceptar los requisitos de la denominada 'vía Fernández' para la reinserción de etarras y un hipotético acercamiento. El Ministerio del Interior mantendrá, por tanto, intacta la dispersión de los reclusos, a la espera, como hasta ahora, de que, de manera individual, cada uno de los presos opte por renegar públicamente de la banda y pedir acogerse a los programas de reinserción.
Solo la disolución definitiva de ETA -avisan de manera machacona desde el Ejecutivo- abriría la posibilidad a una modificación de la política penitenciaria de manera colectiva, pues ya no cabría exigir a los presos que abjuren de la una banda que ya no existiría.
Tanto en el departamento que dirige Jorge Fernández como en Moncloa creen que el comunicado en sí lo que realmente confirma es la debilidad de ETA y, sobre todo, que la actual política antiterrorista penitenciaria puesta en marcha hace un año y medio va por el camino correcto: el de «socavar» poco a poco el «control» de la banda sobre sus reclusos y abrir la posibilidad de que cada vez más miembros de este colectivo se atrevan a dar el paso de alejarse de la férrea ortodoxia terrorista que reina en el llamado 'frente de makos'.
Por ello, Interior rechaza de plano cambiar un ápice esta estrategia en tanto la banda terrorista siga existiendo. «Mientras ETA no se disuelva, las reglas del juego son las de abril de 2012», apuntan con firmeza responsables del Gobierno y de Instituciones Penitenciarias en referencia al denominado Plan Integral de Reinserción de presos de ETA de Interior que tanta polémica generó con las víctimas del terrorismo. O lo que es lo mismo: solo podrá entrar en el programa que abre la puerta al acercamiento al País Vasco el terrorista que, de forma individual, «acredite el rechazo a la violencia y su desvinculación de la organización criminal a la que ha pertenecido o con la que ha estado relacionado». Y -recuerdan desde Interior- debe ser cada preso el que pida de «forma expresa» su inclusión en ese plan, que, a la larga, también podría reportarle otros beneficios penitenciarios como acceder al régimen abierto o a permisos penitenciarios, como al resto de reclusos.
Menos acoso
Para los analistas de Instituciones Penitenciarias el único aspecto quizás positivo del comunicado que el sábado hizo público el autodenominado Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK) es que se da libertad a cada uno de los 515 presos que pertenecen a ese grupo para que, de manera individual, decida si se acoge a la reinserción. Según los expertos de Interior, muy probablemente esta suerte de «permiso», en la práctica, se traduzca en una reducción de la presión social que en el País Vasco y Navarra suele someterse a los familiares y allegados de los reclusos que se muestran díscolos con las instrucciones de la banda o que aceptan participar, de una forma u otra, de la vida penitenciaria. Un menor acoso al entorno cercano al interno que -esperan- se refleje en un crecimiento de reclusos que se «acerquen» o, al menos, se «interesen» por el 'plan Fernández', que en sus 20 meses de vida sigue sin sumar un solo adepto entre los reclusos etarras.
No obstante, según avisan los responsables de prisiones, el comunicado ya deja claro que la aceptación de las reglas penitenciarias y de las condenas es «finalista» y únicamente para conseguir la «vuelta a casa», aunque ésta se produzca de «manera escalonada, mediante compromisos individuales y en un tiempo prudencial». El comunicado es tajante cuando afirma que los reclusos están dispuestos a «asumir» la «responsabilidad sobre las consecuencias derivadas» de su «actividad política en el conflicto». En Instituciones Penitenciarias consideran que con frases y premisas como éstas -«que están en las antípodas de la exigencia de abjurar de ETA y la violencia»- difícilmente los etarras podrán ser admitidos en un plan de reinserción, aunque ahora lo puedan demandar de manera individual, sin tener que enfrentarse con la cúpula de la banda y sin estigmatizar a sus familias.