Nacido en un país sin mar y marino mercante, el suizo Bernard Stamm mantiene un peligroso idilio con el océano. :: R. C.
Sociedad

Las siete vidas de Stamm

El navegante suizo vuelve a ser rescatado por un mercante tras perder su velero, desarbolado por el huracán 'Dirk'

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En el génova del 'Cheminées Poujoulat', un rapídisimo barco de competición de 18 metros de eslora capaz de navegar a 35 nudos de velocidad por los mares más agrestes y desolados del planeta, aparece la inconfundible silueta de un gato blanco. De esos felinos se dice que tienen siete vidas. El navegante suizo Bernard Stamm, 50 años recién cumplidos, parece haber elegido bien el símbolo gatuno de su velero con el que comparte esa suerte de inmortalidad que los ha hecho famosos.

En vísperas de Nochebuena, el barco de Stamm se fue a pique por segunda vez en su carrera deportiva. Regresaba, acompañado de Damien Gillou, desde el puerto brasileño de Itajai a su base en la Bretaña francesa tras haber conquistado la cuarta plaza en la regata Jacques Vabre cuando fue alcanzado por la depresión 'Dirk'. «Había unos 45 nudos de viento (83 kms/hora), pero era manejable. Estábamos preparados. A proa llevábamos un tormentín y cuatro rizos en la mayor. Íbamos con el freno de mano echado... pero con una ola, el mástil se partió en dos. Nos encerramos en el interior y pedimos ayuda. Nos preparamos para sobrevivir», ha señalado el navegante suizo, padre de dos hijas.

El barco, destrozado, se encontraba a unas 200 millas de la costa francesa. Tras activar la baliza de ayuda, un avión Falcon 50 con base en Hyères se dirigió a la zona. Los marinos permanecían en el interior del velero, dotado de cámaras estancas, pero zarandeados por olas de más de seis metros. Habían perdido la balsa salvavidas en el estrés del accidente y solicitaron que el avión les arrojara una red de salvamento a la que poder asirse tras abandonar el pecio. Pero el rescate no iba a resultar sencillo.

El punto del naufragio se situaba en el límite del radio de acción de los helicópteros de rescate. Se solicitó entonces ayuda a los cargueros que navegaban por la zona. El mal estado de la mar hizo que solo el mercante noruego 'MV Star Isjord', que se encontraba a unas 30 millas, acudiera a la llamada de auxilio. El rescate se produjo de noche y en unas condiciones dantescas. Gillou tuvo que arrojarse al agua para recoger el aro de rescate y ayudar luego a Stamm a hacer lo propio, mientras el carguero formaba una barrera con su casco para mitigar el tremendo oleaje. Tras ser izados a bordo, fueron conducidos al puerto de Rotterdam.

En julio de 2004, Stamm perdió la orza y quedó quilla al sol en mitad del Atlántico, a 400 millas al sur de Terranova. Sobrevivió dentro del velero con el agua al cuello hasta ser rescatado por el petrolero 'Emma'. Ya en tierra contrató un rompehielos y rescató el barco con el que compitió y ganó la Velux 5 Oceans que zarpó y concluyó en Bilbao. En diciembre de 2008 se fue contra las rocas de las islas Kerguelen donde trataba de reparar sus timones rotos para seguir en carrera en la Vendée Globe, una regata que le es esquiva. En la última edición, y también averiado, fue descalificado tras aceptar ayuda de un barco científico ruso para no irse contra las rocas cuando estaba en la isla Enderby, en Nueva Zelanda. Lo dicho, un gato.