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Adiós a la maestra de 'Míster Marshall'
Segura y eficiente actriz teatral, participó en casi 40 películas y se hizo popular con series como 'Escuela de maridos' y 'Ecos de sociedad' Elvira Quintillá, secundaria de lujo a las órdenes de Berlanga, Bardem o Camus y pionera en televisión, muere a los 85 años
MADRID. Actualizado: GuardarPocos recordarán su nombre a la primera, pero el rostro de Elvira Quintillá está en la memoria colectiva de varias generaciones de españoles. La actriz, secundaria de lujo en nuestro cine en la segunda mitad del siglo XX, pionera de la televisión, intérprete teatral tan segura y eficiente sobre las tablas como ante las cámaras, estuvo presente en los títulos más señeros de Berlanga, Bardem, Forqué o Camus. La encantadora señorita Eloísa, la maestra de '¡Bienvenido, Míster Marshall!', o la esposa del 'Plácido' que encarnó Cassen, falleció ayer en Madrid con 85 años cumplidos y tras casi dos décadas alejada de los escenarios, los focos y los platós.
Qunitillá, viuda de otro grande del teatro, el actor José María Rodero con quien se casó en 1947, fue una de las pioneras de la televisión y trabajó a las órdenes de grandes cineastas como Luis García Berlanga, Juan Antonio Bardem o Mario Camus. El destino quiso que Elvira Quintillá Ramos, nacida en Barcelona el 19 de septiembre de 1928, falleciera diez días después que Lolita Sevilla, compañera de reparto en el papel de Carmen Vargas en 'Míster Marshall'.
La censura impidió a Quintillá rodar una escena crucial para Berlanga, el sueño de la maestra, en la que deberían aparecer fornidos, rubios y atractivos jugadores de rugby haciendo una melé sobre la joven señorita Eloísa. Berlanga no se sacaría la espina hasta el año 2002, cuando, ya octogenario, rodó 'El sueño de la maestra' con Luisa Martín encarnando papel.
Quintillá era una cría cuando subió a las tablas por vez primera par hacer teatro infantil. Con solo 12 años tenía carné profesional y sus primeros compromisos le llegarían en 1941, afrontando en la compañía de Mariquita Guerrero-Fernando Díaz de Mendoza papeles en obras como 'La venta de los gatos', 'Locura de amor' y 'La malquerida'.
Tras pasar por la compañía de Conchita Montes, se estrenó en el cine en 1941 con 'Los millones de Polichinela' y rodó en 1943 'Fin de curso', a las órdenes de Ignacio F. Iquino. Su único papel protagonista en el cine le llegó pronto, junto a su marido, en 'Concierto Mágico' y dirigidos por Rafael J. Salvia. Aunque no tuvo gran repercusión, sirvió para que los directores constataran su capacidad dramática y la amplitud de su registro y la reclutaran para tragedias y comedias. La presencia de la eficiente Quintillá fue así crucial en las poco más de 40 películas en la que tomó parte.
Muchas de ellas títulos legendarios de nuestro cine como 'Esa pareja feliz' (1951), de Berlanga y Juan Antonio Bardem; '¡Bienvenido, Míster Marshall!' (1952), de Luis García Berlanga; 'Un día perdido' (1954), de José María Forqué; 'Manicomio' (1954), de Fernando Fernán-Gómez; 'Plácido' (1961), también de Berlanga; 'El abuelo tiene un plan' (1972), de Pedro Lazaga o 'La Colmena' (1982), de Mario Camus. En 1998, aún rodó 'Junts' a las órdenes de la catalana Mireia Ros, su última aparición en el cine. Juan Carlos Duarte lograría que colaborara en el guión del documental 'Rodero, el actor', estrenado en septiembre de 2001, diez años después de la muerte del marido de la actriz y padre de sus dos hijos.
Su máxima cota de popularidad llegaría en la década de los sesenta gracias a sus apariciones en series de mayor éxito en aquélla TVE única y en blanco y negro. Producciones como 'Tercero izquierda' (1963), de Noel Clarasó que protagonizó junto a José Luis López Vázquez, o 'Escuela de maridos' (1963-1965), de Francisco Prosper, y su continuación 'Escuela de matrimonios' (1967). También para la pequeña pantalla interpretó 'Una mujer de su casa' y 'Ecos de sociedad' en los setenta, junto a Jesús Puente y con realización de Gabriel Ibáñez. Ya en la era del color tomó parte en la serie 'El olivar de Atocha' (1988). Dejó huella igualmente en sus apariciones en el memorable 'Estudio uno', con obras como 'Leocadia', 'Tercero izquierda' o 'Calígula'.
Muy activa en el teatro, giró por Argentina con la compañía de María Guerrero y junto a Rodero piezas como 'Plaza de Oriente', 'Los endemoniados', 'Dulcinea' y 'El caso de la mujer asesinadita'. De regreso a España participó en montajes como 'Cuando llegue el día' (1952) de Joaquín Calvo Sotelo, para abrir un largo paréntesis y ocuparse de sus hijos Cristina y José María. De vuela a la escena, protagonizo en 1981 'La gaviota' de Chéjov con dirección de Manolo Collado, junto a María Asquerino, y 'Los intereses creados' (1992), de Jacinto Benavente, dirigida por Gustavo Pérez Puig. Se subió por última vez a las tablas en marzo de 1988 para sumarse al reparto del 'Enrique IV', de Luigi Pirandello, con motivo del homenaje a la actriz Azucena Hernández.