Kim Jong-un durante su visita a la Unidad 526 de Ejército, en una imagen difundida por la agencia oficial de noticias. :: AFP
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Corea del Norte se prepara para la guerra

Tras la purga y posterior ejecución de su tío, Kim Jong-un pide al Ejército que esté dispuesto para entrar en combate «sin previo aviso»

SHANGHÁI. Actualizado: Guardar
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Podría ser sólo un ejemplo más de la retórica belicista que caracteriza al régimen de Corea del Norte, pero la compleja coyuntura que se vive en los palacios de Pyongyang tras la purga y posterior ejecución del tío del dictador, Jang Song-thaek, otorga mayor importancia a la orden que el miércoles dio Kim Jong-un al nutrido Ejército. Según la agencia oficial KCNA, el tercer presidente de la dinastía comunista se presentó en el centro de mando de la Unidad 526 y pidió a los militares que estén preparados para una guerra que «puede comenzar sin previo aviso». Ni Seúl ni Washington, los principales enemigos de Corea del Norte, se lo han tomado a broma.

De hecho, poco después de que se supiese que Jang había sido ejecutado, tanto la hermana del Sur como Estados Unidos vaticinaron acciones hostiles como una posible estrategia para afianzar a Kim en el poder. Y, ahora, después de que hayan trascendido detalles interesantes sobre las circunstancias en las que se dio la purga de Jang, el temor a que la estabilidad del régimen esté en peligro es todavía mayor. Porque la facción que algunos temen que esté enfrentada al joven dictador podría tener más fuerza de lo esperado.

Según los servicios de Inteligencia de Corea del Sur, Kim no ordenó ejecutar a su tío por depravado, borracho, mujeriego y drogadicto, como afirmó el régimen, sino por negarse a ceder el control de los lucrativos negocios del carbón y de la exportación de pescado y de marisco a China, un país en el que tiene su origen o su destino el 88% del comercio exterior de Corea del Norte. El Ejército operaba esos sectores para garantizar su propio abastecimiento y, por lo visto, los beneficios pasaban por las manos de Jang antes de llegar, diezmados, a las arcas del Estado. Por eso, Kim decidió quitárselo de en medio. Pero se encontró con más resistencia de la esperada.

Tanta que, según la reconstrucción de los hechos que han filtrado los servicios secretos de Seúl, en septiembre u octubre Kim envió unos 100 soldados a las piscifactorías que controlaba su tío para forzar la cesión de su control. Se produjo una batalla y los militares del dictador salieron mal parados. Después de ese episodio que coquetea con lo surrealista y que no puede ser confirmado, según el diario japonés Yomiuri Shimbun, Kim decretó el juicio a su tío y la ejecución de ocho de sus aliados en un momento en el que estaba «muy borracho».

Nueva prueba nuclear

Lo que preocupa es el efecto que esa decisión puede haber tenido entre quienes no están de acuerdo con la forma de gobernar de Kim Jong-un. Y se teme que el presidente pueda tratar de desviar la atención creando un conflicto internacional de algún tipo. De hecho, en Corea del Sur están convencidos de que se producirá una cuarta prueba nuclear en algún momento no muy lejano, y no descartan que se pueda repetir algún episodio dramático como ya sucedió en 2010 con el hundimiento de la fragata Cheonan y el bombardeo de la isla de Yeongpyeong.