Cientos de egipcios participan en Mansura en el funeral de una de las 16 víctimas del ataque el martes contra una comisaría. :: M. KHALED/ AFP
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El Gobierno egipcio declara «grupo terrorista» a los Hermanos Musulmanes

Las autoridades culpan a la Cofradía del atentado en Mansura y amenazan con «castigar» a todos sus integrantes

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El Ejecutivo interino egipcio dio un paso más en la hoja de ruta impuesta por el Ejército tras el derrocamiento del presidente Mohamed Mursi el 3 de julio y declaró «grupo terrorista» a los Hermanos Musulmanes. 24 horas después del coche bomba contra una comisaría de Policía que mató a 16 personas en la provincia norteña de Mansura, el ministro de Educación Superior, Hossam Eissa, leyó el comunicado que anunciaba la nueva etiqueta de la Cofradía, que implica que «todos sus miembros o quienes financien o promuevan sus actividades serán castigados».

Esta medida que en la práctica permitirá a la Justicia condenar por terrorismo a los miles de encarcelados en los últimos meses en las protestas callejeras que se repiten desde la caída del primer gobierno democrático de la historia del país, liderado por los islamistas.

Tras el ataque de Mansura, las autoridades interinas -inmersas en la preparación del referéndum constitucional del 14 y 15 de enero- apuntaron de forma inmediata a los Hermanos Musulmanes como responsables máximos de la inestabilidad en el país pese a que el grupo Ansar Bayt al-Maqdis reivindicó el atentado. Se trata de la misma organización radical que asumió la autoría de la bomba contra el ministro de Interior en septiembre.

Los Hermanos Musulmanes condenaron la acción terrorista, pero el primer ministro, Hazem Beblaui, ya dejó ver las intenciones de su Ejecutivo el mismo martes al describir ante los medios a los hermanos como «terroristas».

La acusación directa del Gobierno contra la Hermandad coincidió el día del atentado con la detención del ex primer ministro Hishan Qandil cuando intentaba huir a Sudán junto a un contrabandista. Las autoridades arrestaron al antiguo aliado de Mursi en el desierto, no muy lejos de El Cairo, por incumplir una resolución de un tribunal que le obliga a devolver al Estado la propiedad de una fábrica de lino.

La ofensiva por el control del país lanzada por los militares y los sectores críticos a la Cofradía se convierte con la declaración de «grupo terrorista» en una guerra total luego de seis meses marcados por la represión en las calles. Los enfrentamientos han dejado más de 1.000 muertos, y las detenciones en masa de miembros y simpatizantes del histórico grupo islamista, más de 8.000 según los abogados que se encargan de su defensa en los procesos judiciales abiertos, entre ellos su cúpula de mando.

La reacción

La etiqueta de grupo terrorista le llega a la Hermandad después de que en septiembre la corte de Asuntos de Urgencia de El Cairo prohibiera sus actividades y ordenara la congelación de sus fondos y propiedades inmobiliarias, lo que suponía la ilegalización de facto de un grupo que en apenas un año pasaba de la presidencia a la ilegalidad. Con sus medios afines clausurados y los portavoces encarcelados, la reacción de los Hermanos Musulmanes llegó entonces a través de su cuenta de Twitter, que se administra desde fuera de Egipto. «Estaremos siempre presentes sobre el terreno, sirviendo al pueblo, pese a esta orden, ¿cómo puede alguien poner en duda nuestra legitimidad después de 85 años de existencia?», subrayaron.

Los últimos meses de represión han acabado con los principales rostros de la Hermandad en la cárcel y la campaña mediática en Egipto ha provocado una atmósfera contraria al grupo islamista, pero es «realmente es imposible saber su estado real. Lógicamente, tantas detenciones han hecho daño a su estructura, pero como nunca han sido transparentes, ni cuando estuvieron en el poder, siempre queda la duda del apoyo real que siguen teniendo», opinaba en una reciente entrevista realizada en El Cairo el profesor de la Universidad Americana, Ibrahim Awad. En su opinión, «la política represora actual es un error. La Cofradía ha perdido más en un año en el poder que en ocho décadas de clandestinidad, donde mejor se desenvuelven es en la sombra. Cuanta más represión, más prósperos serán los Hermanos Musulmanes».