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El Rey defiende una España «unida», pero anima al diálogo con Mas dentro de la ley
Invitó a emprender una «regeneración» y «reformas» para terminar con el desprestigio de las instituciones y el paro El Monarca insistió en que no piensa abdicar y prometió «ejemplaridad y transparencia» de la Casa Real
MADRID. Actualizado: GuardarDon Juan Carlos, sentado tras una mesa de la Zarzuela y con una puesta en escena austera, abordó en los poco más de once minutos de su mensaje de Navidad algunos de los principales problemas que en la actualidad convulsionan el país y afectan directamente al desgaste de la institución de la Corona.
Sin citar la consulta impulsada por la Generalitat de Cataluña, apeló al diálogo dentro del más escrupuloso respeto a la ley para resolver las tensiones secesionistas en una España que debe permanecer «unida dentro de la diversidad» y en la que destacó que «cabemos todos». De igual forma, llamó a los partidos a «superar sus diferencias» e impulsar «una crucial tarea de regeneración» y de «reformas» en la vida social, económica y democrática para terminar con «el desprestigio de la política y las instituciones» y acabar con el paro. Y, como tercer gran asunto, y tras repasar minuciosamente y solidarizarse con todos los colectivos golpeados por las crisis, insistió en que no tiene intención alguna de dejar la Jefatura del Estado, pese a sus enfermedades y caída de popularidad, pero se comprometió a satisfacer a partir de ahora las «exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad».
Don Juan Carlos, con un ejemplar de la Carta Magna en la mesa, hizo una defensa cerrada de la vigencia de la Constitución y del sistema político nacido en la transición, porque dijo que ha traído a España el mayor período de prosperidad, libertad y «reconocimiento efectivo de la diversidad», aunque también admitió que «es verdad que hay voces en nuestra sociedad que quieren una actualización de los acuerdos de convivencia», en lo que sonó a un referencia a una posible reforma de la norma fundamental.
El Monarca, en lo que pareció una clara alusión a las tensiones soberanistas con Cataluña, invitó a las fuerzas políticas y sociales a usar «la generosidad para saber ceder cuando es preciso, para comprender las razones del otro y para hacer del diálogo el método prioritario y más eficaz de la solución de los problemas colectivos». Pero lo hizo con la doble advertencia de que todas las instituciones -incluida la Generalitat- están obligadas a «hacer cumplir la Constitución y las leyes» y de que «las diferencias deben resolverse con arreglo a las reglas de juego democráticas aprobadas por todos», cuyo respeto «es la garantía de nuestra convivencia», en lo que no encaja una consulta soberanista.
La corrupción
El Rey citó al Príncipe -«España es una gran nación que vale la pena vivir y querer, y por la que merece la pena luchar»- para destacar que ese es el «sentimiento de comunidad que nos debe seguir uniendo». «Juntos debemos seguir construyendo nuestro futuro», dijo, en tono conciliador, porque, además de la cultura, la historia o los afectos, «nos une la extraordinaria riqueza de un país diverso, de culturas y sensibilidades distintas».
Don Juan Carlos llamó a los responsables políticos a «ejercer su liderazgo» y combatir «el conformismo, el desaliento y el victimismo». Lo hizo tras afirmar que la dureza de la crisis y los casos de «falta de ejemplaridad en la vida pública» han desprestigiado a la política y a las instituciones, por lo que los ciudadanos reclaman «un profundo cambio de actitud» y un «compromiso ético» en todos los ámbitos, «empezando por sus dirigentes».
El Rey, aunque alertó contra quien por sistema proclama la supuesta «decadencia» del marco político español, aclaró que «reivindicar» su vigencia no es incompatible con «la necesidad de mejorar muchos aspectos de la calidad de nuestra democracia», de abordar «una crucial tarea de modernización y regeneración» para que «la ejemplaridad presida las instituciones».
Reclamó la misma necesidad de acuerdos contra el desempleo, porque no acepta como «normal» la «angustia» de millones de españoles. «Para mí, la crisis empezará a resolverse cuando los parados tengan oportunidad de trabajar», avisó.