El trece da buena suerte a Palomar
El cantaor gaditano cierra hoy en Madrid un año pleno de proyectos y éxitos
CÁDIZ Actualizado: GuardarDavid Palomar cierra esta noche en la Fundación Casa Patas de Madrid un año «súper bueno». Un 2013 de excelente cosecha profesional, un curso de proyectos resueltos que deja para el futuro un horizonte ampliado. El cantaor gaditano ha puesto la guinda a estos meses de trabajo intenso en Latinoamérica. Ha conquistado Montevideo, Uruguay, y ha extendido su arte por otras ciudades de su ya conocida Argentina. Territorio amigo entregado a la causa flamenca que ha encontrado en 'Gaditanía', el espectáculo que Palomar preparara y estrenara junto a la desaparecida Mariana Cornejo, el mejor exponente del cante jondo gaditano. El autor de 'Trimilenaria', 'La Viña, cantón independiente' y 'La dama del poncho rojo' acudió a principios de mes a la capital uruguaya para presentar su repertorio dentro de la Semana de Cádiz en el país sudamericano, que en este 2013 ha ostentado la Capitalidad Iberoamericana de la Cultura. Abrió, llenó y encantó por dos veces a la sala Verdi, un coqueto teatro de algo menos de medio millar de plazas de aforo. Acompañado de Anabel Rivera y Roberto Jaén a las palmas, la guitarra de El bola de Jerez y el baile de María Moreno, el artista conectó con el público uruguayo a base de los cantes de Cádiz; cantiñas, alegrías, tientos, soleá, chuflillas y tanguillos interpretados con la usual gracia y energía del cantaor de La Viña. Tal ha sido la acogida y las ilusionantes críticas que Palomar confía en volver a principios de 2015. A hacerse las Américas, un «lugar por explotar» en el que el flamenco es querido y respetado. De esta mini gira que ha realizado en las postrimerías del año, también destacan sus actuaciones en la Casa de España de Córdoba y la Casa de Andalucía en Mendoza, ciudades argentinas a las que ha acudido en esta ocasión llamado por la Junta de Andalucía. Especialmente emotivo fue el reencuentro con los emigrantes españoles, para quienes la llegada de Palomar y su cante supusieron un «aire fresco, un alivio a la añoranza. «Me sigue sorprendiendo el cariño con el que nos reciben en Latinoamérica. Hay una afición tremenda y además los gobiernos motivan a la gente con precios simbólicos. Voy a regresar sólo por el interés que tienen allí por la cultura, independientemente de los gustos, sienten una curiosidad muy buena por todo lo que tiene que ver con el arte y la cultura», explica Palomar a su vuelta, aún cansado por los viajes. Hoy toca Madrid, en un ciclo flamenco organizado en el Conservatorio de la Fundación Casa Patas, en el que han participado jóvenes figuras como Jesús Méndez, José Valencia, Encarnita Anillo o Argentina.
Después del merecido descanso, David Palomar empezará a trabajar en el que será su próximo disco. Adelanta que será muy directo. «El repertorio lo tengo ya muy pensado, quiero ensayar un par de semanas y meterme a grabar. No quiero pensar en muchos arreglos para no perder la chispa del directo», cuenta. Tiene claro las canciones que va a interpretar porque asume con gratitud la herencia que le ha tocado gestionar: los cantes puros de Cádiz. Ser flamenco, más que cantar flamenco. Por ahí irán los tiros de su nuevo trabajo, una defensa que, a su juicio, muchos parecen obviar. Su apuesta, crear una especie de marca cante de Cádiz que atraiga a nuevos públicos y que ponga el patrimonio musical de una de sus más importantes cuna al nivel mundial que merece.