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El enfrentamiento civil se extiende por el interior de Sudán del Sur

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La toma de la ciudad de Bor por fuerzas afines al exvicepresidente Riek Machar y el posterior ataque a una base de Naciones Unidas evidencian la extensión del enfrentamiento entre las dos facciones generadas por la escisión del Ejército de Sudán del Sur. El complejo de la ONU, situado en la localidad de Akobo, acogía a miles de desplazados y según fuentes de la entidad es muy probable que haya provocado víctimas mortales.

Las dos operaciones tuvieron lugar ayer en el estado oriental de Jonglei, una de las áreas más afectadas por los conflictos intertribales, y estuvieron protagonizadas por milicias de la etnia nuer, a la que pertenece el antes 'número dos' y actual rival de Salva Kiir, jefe del Ejecutivo y originario del pueblo dinka. Algunas fuentes atribuyen la ocupación de Bor a las huestes de Peter Gadet, un antiguo oficial de las fuerzas secesionistas reconvertido en caudillo opuesto a la Administración. Después de la independencia, varios comandantes descontentos con el Gobierno crearon guerrillas para apoyar sus aspiraciones personales, insatisfechas por el nuevo régimen.

El conflicto, que estalló el pasado domingo con un primer choque en Juba, la capital del país, ha alcanzado ya a cinco de los diez Estados que componen la república más joven del planeta. Los cuarteles de los cascos azules de las zonas afectadas han sido invadidos por numerosos civiles que huyen de los combates, incluidos 200 empleados de los pozos de extracción de petróleo, principal recurso económico del país. Al menos 16 trabajadores perecieron, al parecen como producto de enfrentamientos internos, en dos campos de explotación del Estado septentrional de Unidad, fronterizo con Sudán y rico en crudo.

No se conoce con precisión el detonante de esta contienda civil en ciernes, aunque el Gobierno achaca al exvicepresidente Machar una intentona golpista y sostiene que sus partidarios se sublevaron ante la inminencia de su detención el pasado fin de semana.

El duelo se prolongó hasta el miércoles con un saldo de más de 500 muertos y el desplazamiento de unos 20.000 residentes, desde entonces instalados en varios complejos de la Unmiss, la misión local de la ONU, en el área urbana. Otras informaciones aseguran que las fuerzas de seguridad irrumpieron en la Universidad y provocaron un baño de sangre entre los estudiantes.