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Los asesinos de Rigby esperan la sentencia
El jurado declara culpables a los dos acusados de matar al soldado británico, que aguardan una previsible cadena perpetua
LONDRES. Actualizado: GuardarUn jurado falló ayer en el Tribunal Superior Penal de Londres que Michael Adebolajo, de 28 años, y Michael Adebowale, de 22, son culpables del asesinato del soldado Lee Rigby, de 25 años, que regresaba caminando a su cuartel en Woolwich, el 22 de mayo, poco después de las dos de la tarde, cuando fue atropellado por el automóvil que conducía el primero y después acuchillado con útiles de carnicería, que Adebowale usó para intentar decapitarlo.
El juez tiene que dictar todavía la sentencia pero advirtió ayer que pospondrá su decisión hasta que se falle un recurso pendiente en el Tribunal Superior sobre la administración de sentencias de cadena perpetua, que la corte inglesa resolverá en enero. El juicio tuvo que ser aplazado porque Adebowale sufrió un brote psIcótico en la prisión en vísperas del inicio de las vistas. El acusado había padecido antes problemas de salud mental, pero quería ofrecer su testimonio hasta que Adebolajo le dijo que no tenía por qué hacerlo. Finalmente, no ofreció declaración alguna. Adebolajo fue el protagonista principal de un juicio en el que miembros del jurado lloraron cuando el forense describió las heridas que sufrió el joven soldado, que fue elegido al azar, cuando los dos atacantes esperaban el paso de cualquiera con aspecto de militar. Rigby caminaba en aquel momento por una calle concurrida con una mochila al hombro con tela de camuflaje y vestía una sudadera con la leyenda 'Ayuda a los héroes'.
Después de asesinarlo, los autores del crimen dejaron el cadáver en la carretera y esperaron la llegada de la Policía, porque querían morir como mártires. Adebolajo tuvo tiempo de conversar con transeúntes a los que explicó que había tenido que matar a la víctima porque el Gobierno británico enviaba tropas para matar y violar en tierras musulmanas y se dirigió al coche de los agentes con un cuchillo y la aparente intención de atacarlos. Fue abatido por varios disparos que no resultaron letales.
Adebowale avanzó entonces por la acera amagando que iba a disparar el revólver que portaba, fabricado en la segunda década del siglo XX y que no tenía balas. Los policías le disparon en la mano y sufrió después la amputación de dos dedos. Los miembros de Scotland Yard les administraron los primeros auxilios y, cuando llegó una ambulancia, Adebolajo insistió en pedir que le dejaran en el lugar porque quería morir.
Había sido educado como un ferviente cristiano y recordó en el juicio las lecturas de la Biblia con su familia en las Nocheviejas, pero Adebolajo se convirtió al islam en la Universidad de Greenwich.